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miércoles, 10 de diciembre de 2008

¡Sua Thapas!
La casi expulsión de Manfred Reyes de la Prefectura de Cochabamba, fue precedida de un acoso masista diario, ubicado en la Plaza septembrina. Como una especie de sitio destinado a evitar que esa administración sea vista con “ojos de pueblo”. Carteles atiborrados de insultos y agravios a Manfred eran el “pan nuestro de cada día” y los activistas pagados del MAS se encargaban de gritar “mueran los corruptos”.
Luego del voto que revocó el mandato de Manfred (con la voluntad de los muertos que votaron en silencio) el Prefecto Rafael Puente, colita amarrada, más barrigón que Alan García y ojos de trasnochado, dijo “Ahora la Prefectura es de todos” Para que habrá puesto tanto énfasis en eso de “todos” porque no ha transcurrido mucho y alguien metió la mano a la caja fuerte de la Prefectura y se llevó dicen: 100 mil bolivianos.
Es como si la mano divina se encargaría de recordarle al ex curita que no se debe blasfemar contra la Iglesia y menos contra su Cardenal, jerarquía que él soñaba tener sino hubiera renegado de su condición de cura, porque esos afanes se vuelven contra uno.
Tanto llenarse la boca de transparencia, de honradez, de moralidad, virtud e integridad masista en la Prefectura para que alguien nombrado por el Prefecto dada su condición de militante masista y por tanto con la certidumbre de todas esas virtudes dichas en tantos discursos que hacían llorar a la muchedumbre ávida de oírlos en la Plaza, para que demuestren que son unos ¡sua thapas!
Ladronzuelos, rateritos de poca monta, que roban y lo hacen en nombre del cambio, de la revolución democrática – cultural. ¡Son socialistas de este siglo!Deberían tener una asamblea en la Prefectura para que se aplique la justicia comunitaria, que el hermano masista diga quien ha sido y le señale al sua tapa con el dedo de la verdad. O quizás deberían mirar en coca, porque eso si que no falla. Y seguro que hasta el nombre del raterito se vería claro, clarito.
En Cochabamba desaparecen 100 mil de la caja fuerte, en Pando se pierden 33 camiones llenos de contrabando, cuyos contrabandistas se fueron hasta el Palacio de Gobierno para gestionar el pago por la fechoría, incluso con cartas al hermano Presidente y reuniones sesudas para definir los montos en el despacho del Ministro de la Presidencia.
En YPFB la corrupción tiene letras grandes y el nepotismo también, la falta de diesel, gasolina y gas licuado, junto con las millonarias subvenciones tienen el mercado negro con el cual se enriquecen los poderosos de ahora.
Para que vean que ser masista no es sinónimo de virtud ni mucho menos ejemplo de honradez.
(de dante pino en hoy bolivia)

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