debido al hecho de ser el prefecto de Cochabamba Manfred Reyes protagonista en el proceso engorroso y triste del referendum revocatorio, transponemos el texto de Centa Reck que desmenuza los elementos de una "dictadura por revocatoria" adelantando un cuadro fatal de lo que puede ocurrir si éste se lleva a cabo:
Esto es lo que está pretendiendo implantar Juan Evo Morales Ayma, actual presidente boliviano y candidato a vitalicio. Sus intenciones se leen en la desigual ley marco del revocatorio al que piensa someterse el próximo 10 de agosto, con absolutas condiciones a su favor y en desmedro de los prefectos electos a los que está empeñado en sacar de su mandato a fin de ahorrarse un frente opositor.
Tal es el desprestigio del revocatorio que los miembros de la Unión Europea han decidido abstenerse de enviar veedores, para no comprometer su participación en un proceso cuestionable y con vicios de inconstitucionalidad.
Pese a ello, los operadores de la dictadura boliviana en ciernes, ni bien creen consolidada esta consulta a la que han llegado con ayuda del bloque opositor, hoy pseudo opositor y pata coja del oficialismo, han anunciado que en breve plantearán un decreto para revocar alcaldes a los que el gobierno les pruebe "actos de corrupción", recurso con el que pretenden pasar por encima del marco de la ley de municipios que contempla esta figura y sus mecanismos.
Por supuesto que no es por desconocimiento que Evo Morales se ha propuesto tomar esta determinación, sino porque ha encontrado un camino para sacar del escenario a las autoridades prefecturales o municipales que no se muestren afines a su gobierno. Eso se llama dictadura, de la línea dura.
Pero no toda la culpa es de Evo Morales, sino de la clase política corrupta que todavía sigue vigente en el escenario boliviano. Esto es lo que ha hecho posible las alianzas más increíbles, las traiciones más increíbles y los escenarios favorables para que avance en el país el cáncer de la dictadura. Se está traicionando a la democracia y a las autonomías que surgieron como una respuesta democrática a la búsqueda del cambio que Bolivia exige en estos momentos, se está traicionando a la esperanza que teníamos de salir del atraso y del enfrentamiento fratricida.
Inexplicablemente y como presos por el hechizo revocatorio todos los actores han entrado al ruedo favorable para Evo Morales. Todos, salvo el prefecto de Cochabamba, quien sigue resistiendo y ha planteado la necesidad de encontrar una racionalidad jurídica. Sabemos que Reyes Villa es uno de los prefectos afectados por la desigual ley del revocatorio que otorga la posibilidad de que una minoría lo revoque de su mandato. Su posición de resistencia es correcta ya que no tiene porque entregarse de entrada a morir con las reglas antidemocráticas de este referendum, que sumadas al fraude anunciado, le dan la posibilidad, tanto al oficialismo como a la oposición, de expulsarlo del tablero político, bajo la pretenciosa e ignominiosa figura de haber sido revocado.
Se calcula que su desaparición dejaría muy contentos a varios de los que temen que su figura crezca y se potencie de cara a próximas elecciones.
El temido Revocatorio, ha llevado a que en medio del desastre nacional, tanto el presidente como la oposición y actores implicados hayan sacado sus cálculos, decidiéndose finalmente a jugar esta ruleta revocatoria que les permite potenciar por la vía del desastre un partido moribundo y fichas políticas que han visto en esta apuesta la muerte de los desafortunados y la gloria futura de otros.
El asunto no hubiera resultado tan grave ni objetable, si el momento presente no entrañara el enorme riesgo de que se pierda la democracia, las autonomías e incluso la libertad. Los operadores y actores que se han decidido a aceptar sin anestesia ni cambios el revocatorio, no han tomado en cuenta que deberían haber luchado por no entregar tan fácilmente los principios que esta consulta vulnera. Resulta patético y ridículo escuchar como supuestos opositores al gobierno han comenzado a aconsejar a Reyes Villa para que acepte morir por revocatorio o en su defecto morir por renuncia, puesto que no admiten que el prefecto rebelde les eche a perder sus planes tan bien amasados y concebidos en febriles horas de contubernios y entreguismo.
Si Manfred Reyes Villa no muere por referéndum puede interponer una acción de "racionalidad juridica", planteando una demanda por los daños que le han hecho a su región y al país, todos los que armaron esta maniobra que fue aprobada entre gallos y medianoche y que ha puesto en liquidación a la democracia.
El prefecto Reyes Villa parece decidido a quitarle el sueño a muchos, no entendemos todavía porque no ha cundido el buen ejemplo en algunos de los otros prefectos que están siendo entregados a una segura muerte revocatoria, y que se muestran dóciles camino al cadalso, mientras otros se regodean de haberles marcado la ruta que acabará en su ejecución.
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