Tiempo de balances. ¿Qué dicen las cifras?
Lo que dicen las cifras, en los cuadros preparados por el economista José Luis Pórcel, es que los bolivianos hemos tenido mucha mala suerte.
Si los 180.000 millones de dólares que recibió el país en los últimos diez años, un monto que ni siquiera en 40 años recibieron gobiernos anteriores, hubieran sido bien invertidos, Bolivia podía haber salido del pozo.
Si los países vecinos se quedarían sin crecer, lo hemos mencionado, los bolivianos alcanzaríamos a Perú en 2052, a Chile en 2057, a Argentina en 2072 y a Brasil en 2130.
Es que el país tiene mucha mala suerte cuando llegan estos momentos de grandes ingresos. Lo mismo, aunque en menor proporción, sucedió entre 1971 y 1978, cuando gobernaba el dictador Hugo Banzer. Recibió muchos ingresos pero los invirtió muy mal.
A pesar de esos ingresos, Bolivia figura en los últimos lugares en las estadísticas regionales. Es como si el país no hubiera recibido un centavo, como si se hubiera congelado, como Cuba hace desde 1960.
A diferencia de Cuba, Bolivia está en el último puesto en salud y en educación. Este es un socialismo diferente, de ineptitud y corrupción, como dijo el procurador Héctor Arce Zaconeta.
Cuba usó los recursos que recibió de la finada URSS para comer. Es que al comandante Fidel se le ocurrió que había que matar los últimos vestigios del capitalismo en la isla y prohibió la producción de alimentos que deban ser vendidos, ese sucio ejercicio del capitalismo. Entonces, cuando llegó la hambruna, impuso la libreta de racionamiento y se sometió a la vergüenza de vivir de la limosna de la URSS.
Bolivia, en cambio, no esquilmó a ninguna potencia, despilfarró todo el dinero de tal modo que el balance es para ponerse a llorar: destina 92 dólares per cápita a la salud mientras Argentina destina 1.238 dólares y destina 148 dólares a educación mientras que Brasil destina 618, Chile 603 y Argentina 596.
¡Qué mala suerte!
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