Tras sembrar vientos, el Gobierno parece cosechar tempestades. El virulento ataque del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, contra medios de comunicación, periodistas, opositores e Iglesia ha merecido un amplio rechazo por el grado de violencia verbal sin fundamentos y la falta de propuestas para enfrentar el nuevo escenario que abrió el caso Zapata-CAMC y el posterior referéndum constitucional que frenó los afanes de re-reelección del presidente Evo Morales.
Quintana aseguró que un “cártel de la mentira” intentó poner en marcha un “golpe mediático-político” para interrumpir el mandato constitucional de Morales. Ninguna prueba fehaciente pudo presentar el funcionario ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde, paradójicamente, él debía dar cuenta por el presunto tráfico de influencias en el sonado caso que sigue aquejando al Poder Ejecutivo. En su homilía dominical, monseñor Sergio Gualberti alertó que las mentiras no hacen más que quebrar la paz social por una simple razón: se derrumba la confianza de la opinión pública con sus gobernantes y eso tiene serios riesgos para la administración del Estado.
En función de este escenario complejo y tenso que enfrenta hoy el país, la Iglesia propone la apertura de espacios de diálogo bajo el espíritu de la verdad, es decir, que los hechos denunciados merezcan su debida investigación a cargo de los organismos de la justicia y del Ministerio Público. Diversos analistas independientes remarcan la necesidad de no atrincherarse en doctrinas y posiciones irreductibles, y realizar un trabajo de autocrítica objetivo sobre la conducta de cada uno. En esta misma línea, el papa Francisco ha expresado su preocupación por la situación que vive América Latina, en particular, las tensiones políticas, sociales y económicas que afectan a Venezuela, Brasil y otros países de la región. La expansión de la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad aparecen como las mayores alarmas en este contexto.
No solo la Iglesia está preocupada por la verdad de los acontecimientos ocurridos en Bolivia. Los ciudadanos, en general, esperan que los funcionarios, más que vociferar contra los fiscalizadores, den garantías de transparencia e idoneidad en un momento difícil para la economía. No será levantando la voz ni con acusaciones infundadas que se resolverán los grandes problemas de los bolivianos. Se requieren respuestas, se reclama la verdad por encima de cualquier cálculo político, interés personal o sectorial
La ciudad de Cochabamba, su gente, sus calles y plazas. Sus ríos y montañas. Su historia y geografía, su futuro promisorio. Su siempre renovada imagen.
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miércoles, 25 de mayo de 2016
mas claro agua. El Deber retoma la mentira tras ataque de Juan Quintana contra la Iglesia, los medios, los partidos los periodistas poniéndoles una rúbrica "cartel de la mentira" para dar un golpe mediático político. el diario mayor extrana una sola prueba del funcionario en sus 4 largas horas de una perorata interminable. el principal pastor de SC, arzobispo Gualberti alertó que "las mentiras no hacen más que quebrar la paz social, derrumban la confianza en su gobierno. abrir espacios de diálogo propone la Iglesia y realizar una autocrítica. los ciudadanos piden transparenciae idoneidad y sobretodo piden la verdad.
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