La tricolor boliviana es sagrada y las autoridades nacionales deben ser las primeras en hacerla respetar. Con verdadero estupor nos hemos despertado con la noticia de que las Fuerzas Armadas de Turquía detuvieron un barco con bandera boliviana que llevaba un cargamento de nada menos que 13 toneladas de droga mientras navegaba ante las costas de Libia. El gravísimo hecho, en el que han sido detenidas 10 personas, revela un connotado negocio ilícito en el que se ha puesto en cuestión el prestigio internacional de Bolivia como actor fundamental del sistema de las Naciones Unidas.
Según las investigaciones turcas preliminares, el buque llevaba un importante cargamento de marihuana que iba con destino al mercado europeo, lo que revela un oscuro entramado con organizaciones delictivas de alta peligrosidad. Pero lo más grave del caso es que no es la primera vez que una embarcación que lleva el estandarte boliviano se ve envuelta en hechos delictivos. Según datos oficiales, unas 39 embarcaciones están registradas en el ámbito marítimo internacional bajo jurisdicción boliviana. Sin embargo, muchos de estos barcos terminan fuera de control de las autoridades y terminan involucrados en el tráfico de bienes ilícitos como drogas y armas.
En los últimos años varios cargueros con bandera boliviana han protagonizado incidentes de tráfico ilegal, siendo el más reciente el descubrimiento de un cargamento ilegal de armas en el buque Haddad 1 con destino a Libia e interceptado por patrullas griegas en septiembre pasado. Las autoridades griegas sospechan que dichas armas tenían como destino organizaciones yihadistas como el Estado Islámico, que tiene operaciones militares en curso en el norte de África y Oriente Medio.
Cómo puede ser que la tricolor boliviana sea manoseada de esta manera tan flagrante. A la luz del día y la vista de las autoridades locales, diversas organizaciones utilizan la débil y corrupta burocracia boliviana para hacerse de esta insignia. En los últimos meses, al menos, tres cargueros operaron en Grecia, Libia, Siria y Egipto. ¿Quiénes utilizan nuestra bandera para propósitos no santos? ¿Cómo consiguen los permisos en Bolivia? ¿Qué controles realizan las autoridades nacionales de dichos permisos? Son todas preguntas sin respuesta que demandan una acción directa de parte de la justicia boliviana para dar con los responsables. La detención de estos buques con bandera boliviana no hace más que abonar las sospechas de que en nuestro país se hace la vista gorda frente a estos hechos delictivos.
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