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jueves, 14 de enero de 2016

Juan José Anaya afirma que los responsables de los desfalcos en FONDIOC son en primer lugar los mandatarios, el Jefe de Estado y "su leal companero de alta librea" y que los detenidos son "chivos expiatorios" como escudos humanos para resistir la airada protesta colectiva contra la colosal estafa. duras y justas expresiones del autor.

Según los resultados de encuestas recientes sobre las intenciones del sufragio para el próximo referéndum de reforma constitucional, que ayer difundió el informativo meridiano de radio Panamericana –a mi criterio, el mejor noticiero entre todos los medios audiovisuales o radiofónicos del país, y lástima que solamente dure media hora--, las tendencias por el Sí, habilitando el cuarto mandato consecutivo de nuestro “gran hermano”: Evo Morales, y su leal compañero de alta librea, el vice, habrían recuperado terreno durante las últimas semanas, superando al No.
Buscando explicar las causas que revirtieron la supremacía del No, que arrojaron los sondeos electorales del año pasado, los responsables del meridiano panamericano subrayaron en sus comentarios analíticos iniciales –aunque no literalmente como sigue- a las maniobras del Gobierno encarcelando a varios dirigentes del MAS que desfalcaron recursos del Fondo Indígena, pero sin tocar a los peces gordos de la corruptela, precisamente, los incrustados en las esferas más altas del poder.
Ignoro el grado de culpabilidad o inocencia de los dirigentes acusados y en presión preventiva por la corrupción del Fondo, pero casi sin duda, son chivos expiatorios, o sea, las víctimas desafortunadas –peor aún, si fueran inocentes- de la estrategia electoral del gobierno, apuntando a tapar los malos olores que dimanan desde su cúpula, cuyo vaho inconfundible a corrupción, estaba ahuyentando a los votantes necesarios para triunfar con el Sí. Al parecer, el “desodorante” ha funcionado bien recuperando electores, al menos a los más ingenuos, como indicó Panamericana.
Como nunca antes, los tristes sucesos del Fondo Indígena, evidenciaron la discordancia entre los discursos frente al pueblo y las prácticas reales a tras bastidores del teatro, que caracterizan al denominado “proceso de cambio”, como a ningún otro Gobierno legítimo en nuestra historia. Como nunca antes –valga la redundancia-, el escándalo del Fondo amenazaba con derrumbar todas las “pachamamadas”, cuyos presuntos logros liberando al país de la opresión cultural y económica del imperialismo, habrían superado con creces a todo lo hecho durante los 180 años previos”.
Para el Gobierno era preciso tapar la cloaca sin escatimar chicanas. Sin embargo, atribuir el repunte del Sí, registrado en los últimos sondeos, o incluso subrayarlo, está muy lejos, a mi juicio, de agotar las causas del fenómeno. En realidad, el principal jefe de campaña de Evo Morales, sigue siendo la repulsión del pueblo frente al retorno de los viejos caudillos neoliberales que perdieron el trono en la “Guerra del Gas”.
Denunciando las presuntas ambiciones presidenciales de Álvaro en el 2019, Tuto no podría haber hecho nada mejor para inflar el Sí en las urnas. Por una parte, tal vez en un salón glamoroso de señoras bebedoras de té, crean que Álvaro maneja a Evo ¿Racismo?, ¿horror frente al indio como el “Llanero Solitario”, y al k´ara, como Toro? Por otra, sus puntos de vista, o los de cualquier otro viejo caudillo neoliberal, están irremediablemente condenados a prevalecer como mentiras en el pueblo.
Aun así, los viejos caudillos neoliberales, siguen cantando con mucha obstinación: “volver, volver, volver, a tus brazos otra vez”. Soñar no cuesta nada. Como decía Aristóteles metafóricamente: no es el hombre el que elige la política, sino la política la que elegía al hombre. Apoyo el No, apoyando a Félix Patzi –a propia cuenta-, no obstante, tal vez ya de nada sirva: gracias viejos caudillos neoliberales.
El autor es economista.

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