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jueves, 2 de julio de 2015

lo pone muy claro El Deber, "otra vez Evo" al intento de reponer su candidatura por la cuarta vez, un equívoco tremendo, "ojalá que la racionalidad prime en el plano político" explaya el diario mayor, se podría agregar. lanueva situación Cuba abrazándose a los EEUU, Venezuela en medio de la mayor crisis de su historia, Correa navega en un mar de impopularidad y descontento, Evo no puede ser la excepción si persiste en "yo o ningún otro" para perpetuarse.

A más de cuatro años del final de su tercer mandato, los movimientos sociales y políticos afines al MAS han puesto en marcha un polémico operativo político para lograr una nueva reelección de Evo Morales. Para ello, los seguidores del presidente apuntan a modificar la Constitución Política del Estado (CPE), ya que el actual texto impide que pueda volver a presentarse en las elecciones de 2020. El contexto más claro es que el oficialismo no cuenta con un líder suficientemente fuerte para garantizar la continuidad del actual proceso político y Morales aparece como la única garantía para permanecer en el mando. 

El artículo 168 de la carta fundamental establece que el periodo de mandato del presidente y del vicepresidente es de cinco años. Estipula también que la reelección puede darse solo una vez de manera continua. En la actualidad, Morales cumple su tercer periodo como primer mandatario. El primero fue desde 2006 hasta 2009 y el segundo duró desde 2010 hasta enero de 2015. El tercer mandato de Morales corre desde el 22 de enero de este año hasta 2020 y el mandatario lo justifica por considerar que el primero, entre 2006 y 2009, no debe contabilizarse ya que formaba parte de otro Estado que hoy ya no existe y el que cuenta como primero es el que se inició en 2010 bajo la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia. Polémica interpretación que fue rechazada por amplios sectores de la oposición y que señala una voluntad empecinada por prolongar su mandato indefinidamente.

La alternancia en el poder es uno de los principios básicos de cualquier democracia moderna. La mayor parte de los países que tienen democracias sólidas prevén el cambio de mando entre los partidos que mayor apoyo recojan en la población. Lo contrario lleva a una perniciosa concentración del poder. El ciudadano de a pie espera que el presidente Morales se concentre en garantizar una buena gestión de Gobierno, justamente, al inicio de su tercer periodo. La situación económica de Bolivia sigue siendo frágil en un contexto internacional complejo y desafiante, con bajas significativas en los ingresos de recursos debido a la caída en los precios de las materias primas.

Activar estas maniobras políticas no hace más que desgastar su imagen y abrir sospechas sobre una visión hegemónica y monolítica del poder. Ojalá que la racionalidad, que es resaltada a escala internacional en la gestión económica, también prime en el plano político. No hay democracia sin participación real de las diversas partes y de las visiones que constituyen una sociedad

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