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lunes, 14 de septiembre de 2015

proyectar el porvenir se impone Los Tiempos, retrae los 205 años con rasgos esenciales, la geografía, la adaptación a nuevas circunstancias, para enfrentar con éxito lo que viene. ampliar la base productiva por el agotamientos de las reservas, lo industrial y lo agrícola bajaron de rango, asumir retos como ciudad del conocimiento propósito que puede enriquecer y potenciar la región

La jornada de hoy, como todo aniversario cívico, es una ocasión propicia para hacer una pausa en el camino, dirigir la mirada y los pensamientos hacia el pasado, reflexionar sobre los errores y los aciertos que fueron conduciéndonos hacia el presente y, a partir de la experiencia acumulada, proyectar nuestro porvenir.
Al hacerlo, habrá que reconocer que a través de los 205 años que nos separan del 14 de septiembre de 1810 se han conservado algunos de los rasgos esenciales de nuestra identidad regional. La ubicación geográfica de nuestro departamento, por ejemplo, es hoy como hace más de dos siglos el factor determinante de la principal vocación económica cochabambina que es el comercio.
Hay también factores que con el transcurso del tiempo han cambiado sustancialmente, lo que obliga a los cochabambinos, hombres y mujeres, pero sobre todo a sus líderes políticos y empresariales, a hacer grandes esfuerzos de adaptación a las nuevas circunstancias para enfrentar con mayores posibilidades de éxito los desafíos que plantea el porvenir.
Es urgente, por ejemplo, ampliar la base productiva de nuestra región para revertir una tendencia que desde hace algunas décadas nos ha hecho cada vez más dependientes de la extracción de hidrocarburos. Y hay que hacerlo pronto pues, a los factores externos cuyos efectos negativos afectan por igual a todos los productores, en el caso de Cochabamba se suma el paulatino agotamiento de nuestras reservas.
Un primer paso impostergable en esa dirección consiste en detener el deterioro de la industria manufacturera regional cuyo crecimiento se ha frenado en los últimos 10 años. Muchas fábricas cochabambinas han dejado de existir, otras han emigrado a otros departamentos, principalmente a Santa Cruz, y la mayor parte de las restantes ha disminuido el ritmo de su actividad productiva. Y lo mismo puede decirse de otro pilar tradicional de la economía cochabambina, como son las actividades agrícolas y pecuarias. Todo lo anterior se refleja en un crecimiento del PIB regional inferior al promedio nacional.
Algunos de los factores causantes de esa situación son atribuibles a políticas públicas nacionales, por lo que están fuera del alcance del gobierno departamental y municipal, y menos aún de los empresarios cochabambinos, pero muchos otros pueden ser afrontados mediante un esfuerzo compartido entre el sector público y privado de nuestra región.
Sin embargo, no es menos cierto que están dadas todas las condiciones necesarias para que Cochabamba encabece el proceso de adecuación a las nuevas circunstancias. Claras muestras de esa posibilidad se han dado durante los últimos tiempos. La propuesta de hacer de Cochabamba una “ciudad del conocimiento”, por ejemplo, es un excelente punto de partida alrededor del que deberán concentrarse las voluntades colectivas.
Los Tiempos  tiene entre sus principales propósitos contribuir a esa tarea. Hoy lo hacemos a través de los resultados de una encuesta  y otros productos especiales que, esperamos, sirvan para enriquecer la necesaria reflexión colectiva.

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