Es tradicional que nuestra
ciudad se inunde en época lluviosa. El fenómeno se da también en otras capitales del país, pero está comprobado que
en la Urbe cochabambina sus calles se
anegan con un fuerte aguacero pues, como se dice popularmente para graficar con
objetividad una de sus principales causas, es
el mal estado de construcción y
conservación de su infraestructura en lo que hace a las redes de agua y desagües
en general.
aparece el autor Dr. Bilbao La Vieja junto al Cónsul de Ecuador Oscar Arce Quintanilla |
Pese a su paradógico e inusitado
desarrollo o más bien crecimiento arquitectónico en los últimos años que
pretende cambiar la faz de la Llajta,
convirtiéndola en una moderna pero fría “selva de cemento” como nuevo paradigma de la
cultura globalizada de la verticalidad utilitaria que, junto a la caótica hipertrofia
vehicular, va trocando paulatinamente su ecología, clima, paisaje y
apacible tranquilidad de antaño, o como
diría Luis Alberto D´avis el “ropaje aldeano” que la gente mayor conoció
no hace mucho tiempo. Ante este panorama
irreversible, hasta el presente, que yo
sepa, no obstante la futura aunque dolorosa gestación del famoso Proyecto
Múltiple Misicuni, cuya conclusión sigue siendo utópica, la renovación o cambio de la red de distribución de agua, y desagües se
presentará en el futuro próximo como un
gravísimo problema. Actualmente, dicen los entendidos, no existe estudio y/o plan alguno serio,
general y responsable acerca de las redes aludidas, sólo se hicieron renovaciones y/o arreglos parciales en algunas zonas, pero
estarían obsoletas en su mayor parte,
pero lo más grave se dará cuando por fin
se entregue la obra de Misicuni y baje la totalidad del agua a
toda el Area Metropolitana.
Nuestra ciudad, sus entidades
responsables, al parecer, no han columbrado esa situación. Hoy por hoy Cochabamba discurre pujante y animada, ajena a los futuros desastres que podrían sobrevenirle como ser: una precipitada como anárquica
apertura de zanjas, en situación de emergencia, en todo el perímetro urbano con
enorme perjuicio para el desenvolvimiento
normal de la ciudadanía.
Generaciones enteras han esperado y
luchado por más de 50 años por Misicuni -JUNCO
en la década del 70 realizó una emblemática y masiva caravana cívica
hasta el lugar mismo donde hoy se construye la represa con objeto de
concientizar al gobierno y a la ciudadanía toda acerca de la importancia del
agua como recurso humano ineludible-,
pero eso es algo que va más allá
de lo anecdótico, lo actualmente preocupante es el eterno retraso de Misicuni , hiere la fibra íntima del
cochabambino toda vez que ha sido, es y
será su gran esperanza, su anhelo más caro para el verdadero despegue
agro-industrial de la región y la ciudad sea un centro poblado donde las funciones vitales de la
colectividad puedan realizarse dentro un orden urbanístico humanizado y digno en el futuro.
Por estas y otras razones , hemos considerado pertinente recordar la urgencia
de encarar los estudios de las redes subterráneas como una prioritaria necesidad
para que, a fin de que en el
momento de la verdad, no estemos frente
a la imposibilidad de no poder
distribuir el agua de Misicuni a todas partes
quedándonos ante la bella
historia de una ciudad que crece hacia
arriba y está en pésimo estado por abajo y soportando la ciudadanía toda
permanentes inundaciones y
reventones de nuestras calles. Finalmente, hagamos fuerza cívica para
que Misicuni no sufra nuevas
frustraciones.
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