El principal punto de fricción viene de los intentos del Gobierno de emplear al Ejército como fuerza policial, algo a lo que los uniformados se oponen. En sus informaciones internas Washington cree posible que en el caso de que el Ejército recibiera una orden de Morales en este sentido, podría dividirse con una facción, que recibe pagos de Caracas, que no obedecería a sus mandos. "Aunque los bonus venezolanos han cimentado algunas lealtades, también han creado mucho resentimiento entre los rangos medios y bajos al costo significativo de legitimidad para el alto mando", subraya un texto.
La influencia venezolana en Bolivia, respaldada por cuantiosas ayudas económicas ha llegado incluso a despertar los celos de Cuba, que puede aportar personal pero es incapaz de competir con el dinero procedente de Caracas. "Ha emergido una tensión ideológica entre Cuba y Venezuela para ganar el corazón del Gobierno de Morales" destacan los informes estadounidenses que subrayan cómo los cubanos se ven relegados a un papel secundario frente a los venezolanos, lo que hace a los asesores de Caracas disfrutar de mayor influencia "en el círculo íntimo de Morales".
Los asesores de Morales
En dicho círculo, Morales divide a sus asesores en tres grupos diferentes: uno de políticos con quienes colabora normalmente, otro de diferentes personalidades de la vida boliviana y un tercero que es objeto de la especial atención de los estadounidenses que lo definen como "una Caja de Pandora". Son asesores cubanos y venezolanos "que han ido ganando influencia con el presidente Morales". El presidente boliviano se reúne varias veces a la semana con sus asesores extranjeros "sin que haya ningún consejero local presente". Morales "no ve a sus asesores cubanos y venezolanos como una amenaza para su poder local" y los estadounidenses consideran que "si llega a recelar de sus asesores locales se apoyará más en sus consejeros extranjeros para realizar sus proyectos".
Los políticos locales no son los únicos que se ven desplazados ante la presencia extranjera. Los estadounidenses creen que crece la frustración militar por la influencia de los consejeros venezolanos y recogen el testimonio reservado de altos jefes militares quienes declarándose fieles al orden constitucional dudan de la lealtad de toda la cadena de mando debido a los fondos con que Venezuela "engrasa" sus propias líneas de afinidad dentro de las Fuerzas Armadas bolivianas.
Los informes resaltan que "a diferencia de Chávez, Morales no tiene una red amigos personales en el Ejército y los militares recelan de cualquier papel considerado político". Desde que llegó al poder, Morales había pedido repetidamente al Ejército que se declarara "socialista", sin embargo el jefe de la Fuerzas Armadas, Wilfredo Vargas, a quien Washington consideraba "un enigma" evitó dar ese paso. Pero Morales ha impuesto finalmente su criterio y el pasado febrero el nuevo jefe, Antonio Cueto, proclamó al Ejército boliviano "socialista, antiimperalista y anticapitalista".
La influencia de Caracas
EE UU resalta que Morales toma a veces decisiones de las que colaboradores más cercanos de Morales no saben nada pero Caracas sí. Los documentos citan como ejemplola expulsión del embajador estadounidense en La Paz, Philip Goldberg, en septiembre de 2008. En un informe confidencial Goldberg relata cómo se encontraba reunido con el ministro de Exteriores boliviano, David Choquehuanca, para hablar de la reciente orden de expulsión de los agentes antidroga de EE UU presentes en Bolivia de la que Choquehuanca tampoco había sido informado anteriormente por Morales. "Tuvo que abandonar la reunión para atender una llamada del presidente Morales. Cuando regresó parecía incómodo y dijo que había recibido malas noticias. 'El presidente acaba de anunciar públicamente que usted es persona non grata", relata el embajador de EE UU. Para entonces Chávez ya había aparecido en televisión felicitando al mandatario boliviano por su decisión.
A menudo, los diplomáticos estadounidenses expresan a Washington su hartazgo ante las constantes acusaciones de conspiración que Morales y sus estrechos colaboradores dirigen contra su país "como si estuviera Chávez susurrando al oído". "Es una pena que el Rey Juan Carlos de España no esté en Bolivia para decir '¿por qué no te callas?", termina una comunicación.
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