celebramos con profunda alegría el retorno del LAB a los cielos de América!
(expresivo homenaje de Los Tiempos a la tenacidad y empuje por su rehabilitación)
Cuando hace unos días los ejecutivos del Lloyd Aéreo Boliviano dijeron que, ahora sí, la empresa volvería a surcar los cielos de Bolivia, sus palabras fueron recibidas con una muy alta dosis de escepticismo. Es comprensible que así haya sido, pues el anuncio fue precedido de una infinidad de anuncios similares y otras tantas frustraciones. Sin embargo, el LAB volvió a despegar y hoy se puede decir que la imagen del ave Fénix es tan representativa de la empresa como lo fue el cóndor durante sus primeros 80 años. Las razones que hacían dudar de la viabilidad de los esfuerzos hechos para resucitar a la línea bandera de Bolivia no eran infundadas. Es que a las causas que ocasionaron durante los últimos años la desaparición de decenas de aerolíneas a lo largo y ancho del mundo, se sumaban, en el caso del LAB, muchos años de malos manejos. Su quiebra ya parecía inminente hace algo más de una década, y la capitalización fue presentada como la única manera de salvarla. Las esperanzas que esa medida alentó fueron muy pronto defraudadas. El pésimo manejo administrativo, el saqueo al que sometieron a la empresa los empresarios inescrupulosos en cuyas manos cayó, las millonarias deudas acumuladas, y la nula disposición gubernamental para contribuir a su recuperación, parecían factores insalvables. Las cifras que arrojaban los últimos balances eran muy elocuentes. Indicaban que sus deudas eran mucho mayores que su patrimonio y no parecía posible hallar una fórmula salvadora. Aún hoy resulta difícil comprender cómo se produjo lo que tiene todo el aspecto de un milagro. Gran parte de la explicación está sin duda en la tenacidad con que sus empleados se empeñaron en avivar los rescoldos de las cenizas que dejaron sus anteriores administradores. Pese a que todo les era adverso, recurrieron a expertos asesores en temas financieros y uno a uno fueron venciendo cuanto obstáculo se les puso en el camino. Uno de los mayores, la intención gubernamental de impedir el renacimiento de la empresa para despejar el camino a la Boliviana de Aviación, fue también felizmente superado. El LAB ha ingresado así a una nueva etapa de su ya larga y fecunda existencia. Pero eso no significa que no tenga todavía muchos problemas que resolver antes de que pueda darse por asegurada su existencia. La situación financiera sigue siendo extremadamente delicada y no son pocos los asuntos legales cuya resolución está pendiente. Sin embargo, más allá y a pesar de todo, el nuevo despegue del LAB bien puede ser recibido como todo un símbolo cuya trascendencia supera los aspectos estrictamente prácticos. Puede ser interpretado como una señal de que ni los errores del pasado ni las adversidades del presente son insuperables.
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