Después de la tempestad…la calma
Mauricio Aira
Cómo negar que la situación creada con la famosa marcha de originarios desde Caracollo a La Paz había creado angustia, preocupación y temor en todos los bolivianos de dentro y fuera de la geografía nacional! Los díez días que hemos vivido plenos de zozobra y el corolario que se dió en la Plaza Murillo sede visible de dos de los tres poderes del Estado al promulgar las disposiciones sancionadas por senadores y diputados luego de 20 horas de deliberación, significan como lo destaca Los Tiempos un cambio en la historia de Bolivia, desenlace que era de esperar. Lo contrario tomar por asalto el Congreso habría significado el quiebre de la democracia, un estado como de guerra civil, que al parecer ni el mismo Presidente lo deseaba a juzgar por las lágrimas que virtió ante las cámaras al final de todo.
La aparente victoria del MAS sobre sus oponentes que los ha dejado aún más debilitados y que ha dado lugar al festejo popular que significó la aprobación del nuevo texto, porque de ello se trata “maquillado o parchado” como calificaron algunos resultó siendo reconocida por los congresales y será sometida a un referendum porque así lo manda la Constitución, una formalidad que tendrá, como casi todo en Bolivia ribetes políticos de modo que dará lugar a nuevos atrincheramientos, nuevas confrontaciones que se espera sean menos virulentas que en el reciente pasado. Mirándolo así, talvez la nueva Carta Magna no resulte tan temeraria y abrumadora para los empresarios, los conservadores, los liberales y los progresistas que han luchado por normas de convivencia, de armonía y entendimiento entre todo el colectivo.
En los hechos el MAS ha reconocido que su proyecto no era defendible a sangre y fuego y sin que se altere una coma del original, las importantes innovaciones que ahora contiene eran poco menos que indispensables, lo que amerita el trabajo de ingeniería del lenguaje que han realizado los actores del diálogo en Cochabamba primero y luego en la encerrona del palacio legislativo.
Más de un agudo observador ha dicho que los actores políticos que cedieron ante el MAS, parecen haber hecho sus cálculos y mediciones y haber preparado sus estrategias con miras a reponerse en el tablero electoralista y convertirse en “la oposición funcional que de aquí en adelante” necesitará para merecer el título de democrático.
Es el mismo analista Centa Reck que repite “Santa Cruz se quedó repitiendo el síndrome de los que fracasan al triunfar y puede entrar en la vertiente del síndrome de Estocolmo, halagando, defendiendo y hasta enamorándose de sus captores”. Con todo hay conductas que corregir. El estado de sitio no puede continuar y los presos políticos tienen que salir en libertad y los exiliados retornar a la patria, los secuestros tienen que terminar y el imperio de la ley volver a regir, de lo contrario lo de la caminata, el cerco y la claudicación de la resistencia serán una escaramuza más que coptó a PODEMOS, al MNR, a la Unidad Popular suscribiendo en los hechos un contrato político que al parecer resultará siendo la conclusión de casi tres años de crisis y desencuentro.
Lo actuado es asímismo un mea culpa del MAS, que echó por la borda la Constituyente, los sucesos sangrientos de Sucre, escenarios como La Glorieta y Oruro quedan borrados, el Congreso sustituyó a la Constituyente e hizo correcciones de acuerdo con los partidos nombrados, descalificando lo anterior. Cosa que no podría haber sucedido en otras partes que en Bolivia. Para todos los bolivianos es satisfactorios que el Congreso recupere su condición de legítimo y natural escenario de debate político, lamentando eso sí la pérdida de tiempo, recursos, vidas humanas por querer negarle su legítimo rol al Legislativo.
Todos concuerdan en que el texto de la NCPE que no se conoce en detalle, no es todavía perfecto y tendrá que ser explicado o socializado como se llama hoy. Al no poder ponernos de acuerdo los bolivianos se hizo necesario recurrir a veedores internacionales que por lo menos en ésta ocasión coadyuvaron al esclarecimiento y la corrección de los procedimientos parlamentarios. Quienes tuvieran aún reparos con el contenido aprobado podrán votar en contra en el referendum que tendrá lugar el 25 de enero del 2009.
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