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martes, 21 de octubre de 2008

mario rueda peña retoma las figuras del nazismo y las compara con el masismo

Inéditas, festivas y hasta fantasmagóricas las imágenes que proyectó hacia afuera el MAS en el Parlamento boliviano, el domingo pasado, durante el debate de la Ley de Convocatoria a un Referendo con el cual quiere aventar el tufo castrense que emite su Carta Magna de la Glorieta y acortar drásticamente el tránsito temporal hacia sus objetivos de hegemonía política.
El oficialismo dejó estupefactos a observadores y entendidos en doctrina constitucional, al no ceder en su propósito de cambiarle al Parlamento sus actuales y humildes vestiduras de poder común u ordinario, por galas de Asamblea Constituyente con plenas facultades para mantener o borrar el texto de la propuesta de Ley Suprema elaborada tan irregular y arbitrariamente en Chuquisaca.
La Carta Magna en actual vigencia queda así con el ojo en tinta, toda vez que no permite semejante transmutación. En su Art. 232 establece que la "reforma total de la Constitución Política del Estado es potestad privativa de la Asamblea Constituyente". Hasta pasada la hora de las brujas, el oficialismo intentó que la oposición parlamentaria alce las manos frente a su exigencia de la "reelección presidencial continua". Quiere que en julio del próximo año se convoque a elecciones generales para que Evo se postule a la Presidencia y se elija a los miembros de un nuevo Parlamento.
No le interesa para nada que la actual Carta Magna, en su Art. 87, solo permita la reelección presidencial "por una sola vez, después de transcurrido cuando menos un periodo constitucional". O sea que Evo está constitucionalmente obligado a esperar hasta el año 2016 para intentar volver a lucir en el pecho la banda presidencial. Entretanto, a varios kilómetros de la sede del gobierno, las bien organizadas y mejor asistidas (económicamente) brigadas "sociales" masistas que marchaban hacia la Plaza Murillo de La Paz, con sus gritos y amenazas rasgaban el silencio de la meseta altiplánica. Seguro que los espectros de Hitler y Goebbels se sumaron gozosos a esta caminata, toda vez que les recordaba a su furiosa y crucial embestida de masas contra el "Reichstag" de Berlín. Pero parece que el ánima de Goebbels dejó la marcha para instalarse enseguida en las estancias del Palacio Legislativo de La Paz, donde empujó a los hombres del gobierno a atentar contra el derecho del pueblo a la información.
No se permitió a ningún medio la transmisión en vivo y en directo del debate en el Parlamento. Los periodistas que intentaron hacerlo con tecnología de punta, fueron sacados del recinto por agentes policiales. A muchos se les impidió el acceso al salón donde se desarrollaban las negociaciones previas. Imágenes que deterioran aún más el prestigio del gobierno. Tanto entre nosotros como en el exterior.

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