germán gutiérrez gantier desde la capital, muestra un patético escenario de la realidad nacional.
Las fuerzas de los factores políticos en conflicto en el país han sido desatadas, las contradicciones regional y étnico cultural han definido el carácter de la pugna. El MAS tratará de imponer a sangre y fuego su proyecto y los que están en contra no tendrán otra que responder de la misma manera si es que no quieren ser aplastados o sometidos.
La convocatoria por decreto supremo a referéndum dirimidor y ratificatorio a la vez para el 7 de diciembre próximo del texto constitucional aprobado en Oruro por el masismo y manchado con sangre chuquisaqueña, al ser anticonstitucional e ilegal es también dramáticamente confrontacional, pues en lugar de buscar un punto de encuentro para resolver los variados problemas por los que atraviesa Bolivia más bien los están agudizando más y más, para llegar a un final con posibilidades escasas y previsibles.
En consecuencia: o el Gobierno Nacional se impone violentamente a las fracciones que están en su contra y las somete o la otra fracción reacciona también violentamente y derroca al Presidente Morales, cosa poco probable por el equilibrio de fuerzas entre los contendientes, o se oficializa lo que ya está a la vista, la división territorial del país con el reconocimiento de dos bloques dentro del territorio nacional que tienen proyectos radicalmente diferentes. En estas condiciones es poco probable pensar en un escenario de diálogo e instalar una mesa de concertación y negociación, porque las posiciones son irreconciliables y antagónicas al grado tal que no se vislumbra que ninguna de las partes haga una pequeña inflexión en sus visiones y porque no existe un intermediario lo suficientemente reconocido por los contendientes que los pueda sentar a dialogar con resultados positivos, por ejemplo la Iglesia Católica a la cual se recurría con frecuencia para intermediar o facilitar diálogos, es y ha sido duramente golpeada por el gobierno, por lo que no se muestra como una institución válida y reconocida ante los ojos gubernamentales.
Evo Morales y el MAS, con una insistencia pertinaz, han horadado a todas las instituciones que podían haber servido para viabilizar diálogos y aproximaciones, de tal manera que, en su perspectiva, la única forma de resolver los mismos es en la lucha violenta entre fracciones del pueblo, dicho de otro modo la lógica de guerra es ahora una realidad que se ejecuta en varios espacios del país. Culminada la progresión de las acciones gubernamentales en busca de consolidar su presencia en el manejo del poder, el Presidente Morales ha cerrado el círculo con un golpe de estado dictando el Decreto Supremo 29691, que ha pulverizado el Estado de Derecho y proscrito la democracia como forma de convivencia entre bolivianos, cuyo pretendido efecto inmediato es la imposición de un gobierno autoritario etnocentrico.
De ahí que cualquier convocatoria a la ciudadanía que requiera su voto, se constituirá en un acto de la más grande hipocresía, por lo que lo dicho por la Corte Nacional Electoral sobre la eventual consulta que como institución fue utilizada bochornosamente para el referéndum revocatorio y darle una imagen de que el proceso fue democráticosería positivo si estuviéramos en un Estado de Derecho, pero insignificante para la estrategia masista que hará todo lo necesario para "consultar al pueblo" sobre su texto constitucional e imponerlo así sea a patadas recurriendo a cualquier mecanismo sea o no sea legal con lo que se agrega más leña al fuego y consolida el estado de guerra prevaleciente. La guerra sigue su curso por lo que meter la cabeza bajo la tierra como avestruz es un grave error en la medida que el conflicto en cualquier momento tocará la puerta de todos y cada uno de los bolivianos. Los acontecimientos están obligando al ciudadano común a tomar partido por uno o por otro, el punto medio no sirve.
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