cochabamba ha cambiado a los jerarcas neoliberales con los burros masistas (Dante Pino)
El puente roto
¿Por qué le dicen puente roto? Porque nadie lo pasa. Era el chiste. En Cochabamba podríamos decir: ¿por qué le dicen Puente roto? Porque no sabe como pasar al frente. Y ha resultado una verdadera pena. Este revolucionario de evangelio a medias y de ideas atravesadas. No sabe ni tiene la mínima peregrina idea de lo que es manejar una Prefectura.
Rodeado de lo más selecto del MAS en Cochabamba que es igual a decir de lo más bruto que se puede encontrar en recursos humanos, llegó a la Prefectura bendiciendo el arrebato del IDH que hizo el Gobierno declarando “su total acuerdo” con la medida y a las pocas horas de esa confesión en sacristía se queja de que la institución no tiene un centavo.
¡No tenemos para pagar sueldos ¡Es la mejor demostración de los cambios profundos. Lo primero que se fijaron es la platita para pagarse y resulta ¡que no había nada! No se fijaron en otra cosa y se llevaron la sorpresita. Pero el ex curita sacó de inmediato a relucir su diccionario de revolucionario y dijo “que no importa, con sueldo o sin sueldo vamos a trabajar” para inmediatamente corregirse: “Vamos a ver cómo hacemos para que los Secretarios figuren en otro lado y trabajen en la Prefectura”.
¿Dónde? ¿Quién podría tenerlos en sus planillas mientras trabajan en la Prefectura? Me imagino que el Ministerio de la Presidencia o quizás el de Gobierno, ¿y por qué no en la embajada Venezolana? Es que cuando uno nace para cura y termina siendo Prefecto todos los milagros pueden suceder.
Pero la cosa no paró ahí. Un señor de apellido Herrera, antes Consejero Departamental, perro de caza de Evo Morales, digno representante de los cocaleros, lloró ante las cámaras de televisión mostrando la computadora del ex Secretario General Ferrel y diciendo que no le dejó nada. Ni un archivo. O sea que los muchachos de Reyes Villa se fueron, de vacaciones, con todo pagado, limpiaron bien sus computadoras, pusieron toda la basurita burocrática en el tacho de los olvidos y les dejaron a los revolucionarios de la whipala celeste y negra los cajones de sus escritorios vacíos para que se diviertan.
Qué difícil debe ser para estos genios del cambio profundo responderse por donde comenzar a entender lo que es hacer gestión. No saben de normas y reglamentos. Miren nomás como tratan los asuntos de Estado: leyes, decretos y otras vainas. No saben lo que es un organigrama, creen que el presupuesto es un papel con números y sirve para sacar plata, sospechan de todo antes de averiguar si sus sospechas son ciertas y declaran “malos manejos” antes de mostrar una prueba. Es para aplaudirlos a rabiar.
Don Puente roto termina diciendo que “hay proyectos terminados, otros en ejecución y otros para licitar” ¿Cuánto le habrá llevado poder comprender esto? “Los hermanos vienen y me piden que solucione sus demandas de inmediato. Eso no es posible. He tenido que explicarles” ¡Ah! ¿Así había sido no? ¡Caramba! Que distinto es ser revolucionario demandante y ser revolucionario demandado. Una cosa había sido que los movimientos sociales pidan y otra darles.
Primera lección del señor Puente: La cosa es saber administrar cuando no hay plata. Segunda lección: los revolucionarios también cobran a fin de mes. Tercera lección: No se puede atender todo de inmediato, es cuestión de recursos humanos y de dinero, cosa que nunca tuvo, no tiene ni tendrá.
En resumen: Cochabamba ha cambiado a los jerarcas neoliberales por los burros masistas: el único perdedor es el pueblo que mira de un lado al otro y sigue con las manos vacías.
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