Santa Cruz ha vivido su 11 de enero, un 18 de octubre!
Bajo otras circunstancias, aunque con parecidos actores Santa Cruz ha sido víctima de otro 11 de enero, sólo que ésta vez, todo el pueblo estuvo de una parte y algunos desganados policías y pocos cientos de "soldaditos" del otro lado, es decir cumpliendo órdenes de los ministros de gobierno, de defensa y de secretaría general para completar el trio de los operadores de Evo Morales que manejan la Administración.
Policías y Militares se tomaron Viru Viru en una operación comando, para justificar la intervención de Aasana que al parecer debe impuestos a la Renta desde gestiones pasadas, las autoridades al parecer habían dispuesto congelar sus cuentas bancarias, proceder al embargo y hacer temer por la carencia de fondos para lo más esencial. En lugar de adoptar medidas dentro del orden administrativo y legal, se cometió la torpeza de ordenar la toma y militarización del principal aeropuerto del país, provocando la inmediata reacción y movilización de universitarios, mujeres y trabajadores.
La indignación llegó a tales extremos que amenazaba convertirse con una revuelta, debido a los inevitables rumores que corrieron durante todo el día,
"que Evo quería controlar el aeropuerto para la llegada de tropas de Venezuela", "que esperaban la llegada de aviones expresos que llevarían a Caracas a militares bolivianos", "que era sólo el comienzo de otras intervenciones, vencida que hubiese sido la resistencia en Santa Cruz", rumores que por supuesto no pasaron de tales, pero que se incoaron por la ligereza con que está actuando el Gobierno en casi todos los frentes, donde ha rebajado su autoridad, ha perdido la credibilidad y ha dado nacimiento a la desconfianza, a la falta de respeto en sus decisiones y hasta a la repulsa, creando un sentimiento de desobediencia y hasta de resistencia que pueden ser muy peligrosos.
Se tiene que pedir mayor tino, respeto por las Leyes, necesidad de urgente diálogo a las autoridades nacionales para evitar que sigan cometiendo otros muchos errores que pueden conducir al país a situaciones insospechadas de caos y desorden. Sólo la prudencia y la cautela con que gobernaron los sabios, puede salvar a Bolivia de mayores desatinos.
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