Este encabezamiento procede de una película de alto voltaje pornográfico, de la década de los setenta, que se convirtió en un fenómeno mediático o viral, como se estila llamar hoy en día en las redes sociales, por la forma de transmitir información de un individuo a otro en forma secreta o anónima, difundiéndose y propagándose rápidamente como un virus.
Dicho remoquete de garganta profunda fue atribuido a William Mark Felt, ex subdirector del FBI que, en la época del caso Watergate, fue quien informó al periodista del Washington Post, Bob Woodward, en un estacionamiento subterráneo de Washington, sobre la participación del ex presidente Richard Nixon en dicho escándalo. Gracias a ese soplo, Woodward y su colega Carl Bernstein escribieron varios artículos de prensa sobre el sonado caso y el libro: “Todos los hombres del presidente” que ocasionaron la renuncia del presidente y el encarcelamiento de varios funcionarios de la Casa Blanca.
La identidad de Garganta Profunda fue uno de los misterios de prensa mejor guardados, ya que ambos periodistas afirmaban que, por un trato pactado no la revelarían hasta que el propio personaje falleciera empero, fue el propio Felt quien reveló su secreto, atribuyendo su acción a una desilusión que sufrió con Nixon, cuando a la muerte del célebre Director del FBI Edgar Hoover en 1972, nombró a Patrik Gray como director de la Agencia, cargo que a su entender le correspondía a él. A la muerte de Felt, el New York Times lo catalogó como “la fuente anónima más famosa en la historia de los EE.UU”.
La anterior reseña nos ilustra sobre la sorprendente participación e importancia que la garganta ejerce y ha ejercido en los hechos políticos más notables de la historia, especialmente cuando a éstos se los hizo depender de su buen uso o abuso, como por ejemplo: se debe considerar en estos escenarios a los extensos como verborrágicos discursos que algunos caudillos acostumbran pronunciar; sus declaraciones e improvisaciones que más de las veces se tornan en absurdas y algunas malas costumbres de ingesta que entorpecen su normal ejercicio.
La repentina dolencia laríngea sufrida por S.E., que se habría manifestado por una ronquera y disfonía, lo llevó a emprender un viaje a Cuba para medicarse y, al decir de los galenos cubanos que lo atendieron, se trata de unos nódulos en las cuerdas bucales que deberán ser extirpados dentro de un mes. Dicho trance nos trae a la memoria el infructuoso tratamiento del expresidente venezolano Hugo Chávez cuando, desechando la capacidad de los médicos venezolanos, emprendió la misma travesía en busca de ayuda para un mal que lo aquejaba.
Según José Rafael Marquina, un famoso neumólogo venezolano que reveló detalles sobre la salud de Chávez, dijo que se mantenía al corriente de su salud, pues contaba con versiones de los parientes más próximos y temía que no recibiese la asistencia adecuada. Tales temores no fueron infundados, pues en Cuba equivocaron el diagnóstico y el tratamiento desembocó en los resultados que ya conocemos, confirmando la fundada revelación del médico erigido en un confiable garganta profunda.
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