Hay motivos para recordar con optimismo el referendo del 21 de febrero pasado, pues la ciudadanía se expresó libremente y aprobó una decisión legítima que debe ser respetada
Una de las conquistas reivindicadas por muchos sectores de la población, incluidos los militantes del MAS, ha sido la incorporación en la Constitución Política del Estado (CPE) del referendo como expresión de la democracia directa y participativa.
La Ley del Régimen Electoral, a su vez, dispone que las “decisiones adoptadas mediante Referendo tienen vigencia inmediata y obligatoria, y son de carácter vinculante. Las autoridades e instancias competentes son responsables de su oportuna y eficaz aplicación” (Art. 15) y que los referendos no pueden ser anulados, por ninguna causa y ante ninguna instancia” (Art. 191).
Estas disposiciones permiten afirmar la validez del referendo constitucional que se realizó el año pasado un día como hoy, por el que por mayoría absoluta de votos la ciudadanía rechazó la propuesta del MAS y el oficialismo de reformar el artículo 168 de la CPE para viabilizar una nueva postulación de los actuales mandatarios.
Con ese resultado y las normas mencionadas, queda descartada la propuesta de que los actuales Presidente y Vicepresidente vuelvan a candidatear en las elecciones generales de 2019. Sin embargo, lamentablemente, hay una corriente muy fuerte dentro del partido de Gobierno para desconocer los resultados de referendo constitucional y proponer, sin más, una nueva candidatura de los primeros mandatarios.
Obviamente no sólo se trata de una ambición política personal. Lo cierto es que el MAS debería volver a hacer política y acercarse a la ciudadanía para que, sin un candidato como el actual Mandatario, pueda recuperar apoyo electoral para producirse en el poder.
Pero parece que no se acepta esa posibilidad y están dedicados, incluyendo muchas autoridades del Estado, a buscar la forma de revertir el contundente resultado del referendo, al punto que han dejado en plano secundario la administración estatal que, como se puede observar, no puede solucionar una serie de conflictos, particularmente con sectores que hasta hace poco eran afines al MAS y al Gobierno, actitud que, como ya se ha señalado, los aleja aún más de la gente.
Pero ese es otro problema. Lo cierto es que no hay posibilidad alguna de que, sin violentar la CPE y el referendo de 21 de febrero de 2016, el MAS pueda volver a postular a los actuales primeros mandatarios. Y si bien hay corrientes, dentro y fuera del MAS, que parecen convencidas de que lo harán, hay que estar conscientes de que esa actitud abonaría su ilegitimidad tanto dentro y fuera del país, con todos los costos políticos, económicos y sociales que ello implica.
Por los argumentos señalados, bien harían las autoridades del Estado y los dirigentes del MAS en respetar la CPE y la voluntad popular e impulsar un proceso de reciclamiento que les permita acercarse a la gente, cualquiera sea su candidato. El país, con seguridad, les reconocería si así actúan y, más temprano que tarde, les reclamará si no lo hacen.
En todo caso, hay motivos para recordar con optimismo el referendo del 21 de febrero pasado, pues la ciudadanía se expresó libremente y aprobó una decisión legítima que debe ser respetada, más aún si, adicionalmente, volvió a demostrar su plena adhesión al sistema democrático.
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