La verdad de las mentiras


Días antes de la Navidad, el Gobierno ha lanzado un producto audiovisual que difícilmente puede ser llamado un documental periodístico,  aunque lo ha camuflado como tal. En realidad se trata de un filme que trata de contar una historia basada en un hecho real, pero interpretada al gusto del creador. Lo malo es que está al servicio de los poderosos de turno y eso hace que la posición del productor sea muy penosa. Mercenarios los llaman.
La tesis es que una gran mentira fraguada por una conspiración hecha entre diversos opositores y el imperio hubiera hecho que el referendo del 21 de febrero se inclinara por un, (no muy ) rotundo NO.
Hay dos verdades que rondan esta producción. En primer lugar, que la prensa puede llegar a influir en la opinión pública, y que si se manipula a la prensa, se pueden llegar a resultados tremendamente beneficiosos para los manipuladores. Naturalmente se tiene que ser caradura para rasgarse las vestiduras a partir de esta situación si se es del Gobierno del MAS. No olvidemos que el MAS ha copado casi todos los medios de comunicación de una u otra manera, y que a aquellos que esta película tilda de “Cártel de la Mentira”, es a los que se han mantenido más bien independientes. En segundo lugar, el hecho de que no hay un periodismo imparcial. Eso también es cierto, pero hay tonalidades en esa verdad. Hay casos en los que las noticias son no solamente cargadas sino directamente tergiversadas.
El mejor ejemplo es el caso de la ¨Mentira¨ sobre el niño. El trabajo de Sal Lari pretende mostrar que todo fue una patraña para embarrar la impoluta imagen de Evo Morales, pero sólo lo logra obviando la declaración clara y contundente del principal interesado, quien en conferencia de prensa dijo haber engendrado un niño producto de una relación con una joven. Y que este niño nació y murió.
Nunca, (o por el momento), sabremos si ese niño nació o no. Sabemos, eso sí, que hay un documento oficial del Estado boliviano que certifica su existencia, y de no ser verdad este hecho, hay grupos de personas que tendrían que enfrentarse a la justicia. Sabemos también qué clase de comportamiento habría tenido nuestro Presidente en relación a un niño que él hubiera engendrado, y eso lo deja muy mal parado, porque pone en evidencia una personalidad egoísta, inmadura y eventualmente indolente.
Los masistas están queriendo hacer anular el referendo porque éste les hubiera resultado adverso debido a una mentira que no hubo, o que en su defecto, fue dicha por el Presidente. Eso sí, hubo otras mentiras, lanzadas por ejemplo por el Vicepresidente. ¿Recuerda Ud. los vaticinios de don Álvaro respecto al sol y la luna? Aquí hasta podríamos darle una licencia poética.  Pero... ¿recuerda Ud. el dibujo del  negro futuro, en caso de que ganara el No, que hacía en sus visitas al campo? A veces vale la pena ver el canal estatal, que transmite, sin querer, escenas verdaderamente incriminatorias. Junto a las mentiras apocalípticas de García Linera, estuvieron las amenazas de no colaborar a los municipios donde ganara el NO.  En realidad sí hubo mentiras y cosas peores, pero dichas y orquestadas por el MAS.
Es cierto que no hay prensa imparcial, pero el único antídoto contra ésta es una buena educación y la suficiente libertad de prensa para que el ciudadano pueda leer de distintas fuentes y de distintas tendencias, y que pueda llegar a una conclusión propia. Eso por supuesto no encaja en un sistema con tendencias totalitaristas. Sería impensable en la Cuba de Fidel por quien tantas lágrimas ha derramado nuestro acongojado Presidente.
El trabajo de Sal Lari es una grosería porque hace exactamente lo que critica, y peor, lo hace desde el poder.
El autor es operador de turismo.