El valor de la palabra
Una vez más, el Vicepresidente del Estado confirma aquello de que el ser humano es esencialmente conservador y que cuando esta tendencia se debilita hace una revolución para fortalecerla, en palabras de Ernesto Sábato.
Hace unas semanas y ante la realización de un congreso del MAS en el que su figura podía ser afectada, anunció que desde 2014 (¡!) había decidido no volver a postular a la Vicepresidencia del Estado, por lo que no lo haría en las elecciones de 2019.
Esta declaración, además, parecía formar parte de los esfuerzos sostenidos —y con muy pocos escrúpulos, por lo demás— para habilitar a Evo Morales como candidato en 2019 pese a que la Constitución Política del Estado lo prohíbe expresamente, prohibición ratificada en el referendo constitucional de febrero pasado.
Sin embargo, esta semana el Vicepresidente ha dado un paso al costado al anunciar que su decisión podría ser revisada si el Presidente del Estado se lo pide, otra rectificación pues cuando hizo el anuncio original también dijo la decisión fue acordada con Morales.
Una vez más, se desconoce el valor de la palabra en aras del interés sectario y personal de corto plazo, actitud que provoca el desprestigio de los actores políticos en la sociedad.
Además, hay precedentes en este campo. El expresidente Jaime Paz Zamora, cuando se desató el caso “Oso Chavarría”, anunció su retiro definitivo de la política para, luego, volver a postular en cuantas elecciones hubo hasta 2005 y el expresidente Hugo Banzer Suárez hizo lo propio al ser derrotado contundentemente en las elecciones de 1993, promesa olvidada en las de 1997.
Se entiende que la victoria del MAS en 2005 fue porque ofreció, entre otras promesas, devolver valor al compromiso asumido, pero…
Hace unas semanas y ante la realización de un congreso del MAS en el que su figura podía ser afectada, anunció que desde 2014 (¡!) había decidido no volver a postular a la Vicepresidencia del Estado, por lo que no lo haría en las elecciones de 2019.
Esta declaración, además, parecía formar parte de los esfuerzos sostenidos —y con muy pocos escrúpulos, por lo demás— para habilitar a Evo Morales como candidato en 2019 pese a que la Constitución Política del Estado lo prohíbe expresamente, prohibición ratificada en el referendo constitucional de febrero pasado.
Sin embargo, esta semana el Vicepresidente ha dado un paso al costado al anunciar que su decisión podría ser revisada si el Presidente del Estado se lo pide, otra rectificación pues cuando hizo el anuncio original también dijo la decisión fue acordada con Morales.
Una vez más, se desconoce el valor de la palabra en aras del interés sectario y personal de corto plazo, actitud que provoca el desprestigio de los actores políticos en la sociedad.
Además, hay precedentes en este campo. El expresidente Jaime Paz Zamora, cuando se desató el caso “Oso Chavarría”, anunció su retiro definitivo de la política para, luego, volver a postular en cuantas elecciones hubo hasta 2005 y el expresidente Hugo Banzer Suárez hizo lo propio al ser derrotado contundentemente en las elecciones de 1993, promesa olvidada en las de 1997.
Se entiende que la victoria del MAS en 2005 fue porque ofreció, entre otras promesas, devolver valor al compromiso asumido, pero…
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