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sábado, 5 de noviembre de 2016

el profesor Francesco Zaratti con ese tono burlezco, aunque de contenido serio, muy serio revela cifras de la real producción de gas, desde hace 2 anos en déficit en relación a la demanda comprometida. YPFB y el propio Gobierno continúan en actitud distractiva y torpedean la verdad de la milanesa. la política energética es un verdadero fracaso

Los mil y un cuentos de las facturas argentinas

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Francesco Zaratti
La larga noche de los hidrocarburos empezó en Bolivia hace más de diez años, cuando la demagogia se impuso a la racionalidad, el cortoplacismo a la planificación y el interés sectario al bien común.

Esa larga noche transcurre acompañada de cuentos de unas Sherezades de voces unánimes  y caras conocidas, capaces de soltar un cuento tras otro con tal de salvar su pellejo ante el irascible Sultán.

En efecto, ¿cómo transmitirle a su soberano la noticia de unas facturas enviadas por Argentina, sin aclarar que no se trata de las deliciosas “medialunas”? Es precisamente en casos como ése que el mundo entero puede admirar la creativa imaginación de los portavoces del sector gasífero.

Dichos funcionarios, frente al  indiscutible incumplimiento en los envíos de gas a causa de las escasas reservas e insuficiente producción, se dedican a inventar cuentos para no interrumpir las apacibles noches del soberano, cuya buena estrella lo condujo antaño a ganar la lotería sin siquiera comprar un boleto.
De ese modo el Sultán –y de paso el observatorio sismológico nacional-  se enteran que hubo un terrible terremoto  en Arica que retrasó la llegada oportuna de insumos petroleros. Otra noche, el Sultán –y de paso el ministro de Culturas– recibieron la noticia que las “facturas” serán traspasadas al contratista Total por haber descubierto un sitio arqueológico en Incahuasi, retrasando así la salida del gas de las entrañas de la Pachamama, aunque los cuentistas saben muy bien que no se trata de retrasos sino de una producción todavía insuficiente, aun teniendo a Incahuasi (sobre) produciendo a toda máquina.
Algunas noches los cuentos apuntan a identificar a los saboteadores de la inédita política energética del sultanato.  Son nada menos que los bolivianos, a quienes se les ha dado por consumir más gas de lo esperado (otro cuento) gracias al milagro económico social comunitario productivo que vuela sobre alfombras persas. Es cierto que el consumo interno de gas crece a una tasa del 10% por año, sin embargo, en el mes de la multa promedió 11.6 MMmcd de los 52 MMmcd producidos. Desafortunadamente, la producción de gas no llega a los 64 MMmcd necesarios para cumplir con todos los mercados, a pesar de la incorporación  de 6.7 MMmcd del campo Incahuasi desde septiembre (Sherezade dixit, pero no le creo), a tal punto que desde hace dos años seguimos lejos del récord de 61.4 MMmcd del año 2014.

Más allá de otros cuentos, como aquel que vende un funcionario interino “huye-debates” para omitir la certificación de las reservas de gas o como los “peanuts” que representarían esos 2.1 MM$/mes de multa, según afirmó el Visir en medio de “reflujos estomacales”, queda el desprecio por “los dueños” de los recursos naturales, los ciudadanos, y por el mismo Sultán, a quienes se les miente sin descaro y sin descanso.

La confiabilidad a futuro del sultanato en materia energética (y no sólo) está por los suelos, la política energética es un fracaso, la desesperación por buscar otras “salidas” se traduce en el nerviosismo y secretismo del proyecto de El Bala y de la industrialización. En compensación, se nos cuenta que hasta el 2046 se generará una renta de 17.800 M$ por el gas exportado.

¡Lástima que muchos no estaremos para comprobar la frivolidad  con que cada día se dispara cifras! El alba (¡con minúsculas!) se acerca anunciando un día más de gracia concedida por el Sultán.

Con la luz del día se disipan las quimeras y se revela el real color de los gatos, que en la oscuridad de la noche parecían todos pardos. A la espera de una nueva tanda de cuentos nocturnos, queda, para el desayuno del Sultán, la realidad de unas facturas argentinas que alguien deberá hornear y honrar.

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