El país vive días de tensión que el Gobierno no atina a aplacar y que, contrariamente, pareciera que los atiza. No otra cosa significa el conflicto de los discapacitados, que están ofreciendo señales terribles de abandono e indiferencia luego de semanas de marcha y de una lastimosa presencia en las calles de La Paz. Es cierto que las exigencias de mayores bonificaciones ya no serán fáciles de satisfacer para la administración actual, porque los recursos han caído como se debía prever, pero no hay duda de que algo se pudo hacer - y se puede hacer todavía- para aliviar en alguna medida la pobreza extrema de personas que no pueden tener acceso al trabajo.
De distinta índole, pero también de urgente necesidad de un arreglo definitivo es el conflicto con el transporte pesado. Se debe llegar a un acuerdo final y no pasajero. Aquí se puede observar también descuido gubernamental, porque al tratarse de una excesiva severidad con el contribuyente, algo se podría negociar con las multas exageradas, para que parte de la nación no sufra tantas pérdidas económicas por los bloqueos, el arma más deplorable y letal para el comercio y las exportaciones.
El ‘caso Zapata’ está lejos de llegar a su fin, no ya por la publicitada relación sentimental que ha quedado en una maraña desentrañable, sino porque hasta ha sido motivo para que el partido oficial pretenda desconocer los resultados del referéndum del 21 de febrero pasado. Esto es una insensatez absoluta. Pero, además, este enredo ha llevado a situaciones de verdadera preocupación con las actuaciones de la justicia boliviana. Lo sucedido con el abogado Eduardo León es una amenaza para toda la judicatura que ha llegado a extremos de incredulidad. De paso, se ha puesto en evidencia que la libertad de prensa también está siendo amenazada, si vemos cómo últimamente dos periodistas han debido de ponerse a buen recaudo fuera del país, porque se sintieron amenazados.
Son muchos más los problemas existentes en estos días tensos. No faltan protestas como las de los trabajadores de ENATEX, ni arrepentimientos tardíos como el de las elecciones populares para elegir a los magistrados, cuyo fracaso ha sido ampliamente reconocido. A esto se suma la permanente inquietud del futuro democrático con el empecinamiento del MAS de imponer, por encima de la consulta popular, la candidatura de Evo Morales a un cuarto período. Menos gasto y más presencia del primer mandatario en los asuntos importantes del país, sería lo recomendable
De distinta índole, pero también de urgente necesidad de un arreglo definitivo es el conflicto con el transporte pesado. Se debe llegar a un acuerdo final y no pasajero. Aquí se puede observar también descuido gubernamental, porque al tratarse de una excesiva severidad con el contribuyente, algo se podría negociar con las multas exageradas, para que parte de la nación no sufra tantas pérdidas económicas por los bloqueos, el arma más deplorable y letal para el comercio y las exportaciones.
El ‘caso Zapata’ está lejos de llegar a su fin, no ya por la publicitada relación sentimental que ha quedado en una maraña desentrañable, sino porque hasta ha sido motivo para que el partido oficial pretenda desconocer los resultados del referéndum del 21 de febrero pasado. Esto es una insensatez absoluta. Pero, además, este enredo ha llevado a situaciones de verdadera preocupación con las actuaciones de la justicia boliviana. Lo sucedido con el abogado Eduardo León es una amenaza para toda la judicatura que ha llegado a extremos de incredulidad. De paso, se ha puesto en evidencia que la libertad de prensa también está siendo amenazada, si vemos cómo últimamente dos periodistas han debido de ponerse a buen recaudo fuera del país, porque se sintieron amenazados.
Son muchos más los problemas existentes en estos días tensos. No faltan protestas como las de los trabajadores de ENATEX, ni arrepentimientos tardíos como el de las elecciones populares para elegir a los magistrados, cuyo fracaso ha sido ampliamente reconocido. A esto se suma la permanente inquietud del futuro democrático con el empecinamiento del MAS de imponer, por encima de la consulta popular, la candidatura de Evo Morales a un cuarto período. Menos gasto y más presencia del primer mandatario en los asuntos importantes del país, sería lo recomendable
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