Domingo
de Gloria
Susana
Seleme antelo
Santa Cruz de la Sierra
Felicidades
Bolivia! El futuro empezó el domingo 21 de febrero, desde un
presente que dijo NO al referéndum
re-re-reeleccionista de Evo Morales y García Linera para perpetuarse en el poder. Ganó
el NO y empezó el ‘postevismo’. ¡Que victoria
política!
Aquí
no hubo “empate técnico”: el voto es el que decide y no la Corte Electoral
subordinada al poder político. En democracia se gana con votos, NO
con argucias leguleyas. Se gana velando la legitimidad, la legalidad y la integridad del sufragio, cuidando voto a
voto, como han hecho jóvenes y adultos, para impedir que los impostores le roben a Bolivia esta
victoria.
El 21 de febrero no fue un domingo cualquiera. Fue un
domingo de regocijo político y también de inquietud frente a los impulsos de
los dictadores revestidos de demócratas, que trataban de torcer la voluntad
ciudadana empoderada.
Pero
Bolivia dijo NO, tras
una larga batalla -que todavía continuará-
para reiterarles a Morales y su camarilla
que el ejercicio del poder no es para toda la vida, tampoco para ejercerlo
arbitrariamente sin contrapesos.
El
NO ganado es parte de la dialéctica de
la historia, de los procesos
democráticos y políticos con sus aproximaciones sucesivas en el tiempo. Este NO
es la suma y articulación de muchas voluntades, diferentes, sí, pero unidas con un solo objetivo político: frenar
la eternidad política que pretendían Morales, García Linera y la burguesía parasitaria plagada de corrupción que han prohijado. Con
ella quieren competir frente a la burguesía agrícola, ganadera y agroindustrial
cruceña, poder económico legal, al que
no han podido “robarle el alma”, aún.
El NO ganó en 6 departamentos y en las 9 capitales departamentales. El voto
rural, casi siempre muy afín a Morales y
al partido de gobierno no pudo vencer el
mayoritario voto urbano. “En las ciudades mucho no me quieren, pero el campo es
nuestro” dijo el caudillísimo. Pero no le fue
suficiente: él quería saber, vía este referéndum, si el pueblo lo quería o no. El voto NO le dijo que lo quiere menos que hace años.
El
domingo pasado, que llamo de gloria, es el renacimiento
de la acción política militante, participativa,
con el esfuerzo conjunto de la gran
parte de la sociedad civil y política bolivianas: más de la mitad dijo NO. Fue una
plataforma de jóvenes y de poder ciudadano de toda edad, comprometidos
en el uso de su libertad, que frenó con su NO la modificación constitucional. Ese era el
pretexto, “la modificación parcial” de la Constitución, que solo buscaba satisfacer
el apetito desaforado de Morales, García Linera y los intereses de su burguesía parasitaria para seguir usufructuando
del poder. Por eso Bolivia dijo NO a la re-re-reelección por cuarta vez.
Dijo NO y optó por la alternabilidad en el poder
político, por la pluralidad y respeto a las diferencias; por la
justicia como civilidad jurídica, no como paredones judiciales que
encarcela a los autonomistas y mantiene en el exilio a cientos de personas.
Este NO exige vigencia de la
institucionalidad democrática, borrada de la práctica estatal en los 10 años
del régimen de Morales.
Este NO demanda respeto a los
Derechos Humanos, a la libertad de expresión y al periodismo de investigación,
como hizo el periodista Carlos Valverde,
quien no dudó en destapar la “ollita privada de la corrupción” en la más
alta cota del poder gubernamental. Este NO es para
ponerle límites al ejercicio de ese poder político arbitrario que corrompe
personas e instituciones. Y la corrupción es una muy desalmada forma de
violencia gubernamental y estatal.
Por
eso ganó el NO, porque la sociedad se
cansó de un ‘proceso de cambio’, que hizo algunos cambios porque tuvo ingentes
recursos para hacerlos, construy algunas carreteras, dio bonos y más bonos
como redistribución de la riqueza, pero sin desarrollo económico productivo. El
‘proceso de cambio hiperconsumista’ también acrecentó la corrupción sin mediada
ni clemencia.
Pero
ya no hay marcha atrás: Bolivia dijo NO pese a las trampas descubiertas, gracias a la
tecnología que usaron las activas redes sociales, y a pesar de que en algunos
departamentos hubo puertas cerradas en la revisión del voto y ‘se caía’ el
sistema electrónico.
La
victoria del NO es formidable porque se
impuso a la maquinaria del poder y la dominación que ejerce el
oficialismo y su millonaria propaganda política que usó bienes, recursos y dineros que pertenecen a
toda la sociedad boliviana. Aquí no hubo
empate técnico: este NO es el triunfo de la ciudadanía empoderada. Y de
los jóvenes, que con toda su energía presente y futura impulsaron e impusieron el NO para
quebrar el deseo de la eternidad política ‘evista’ en Bolivia.
La ciudadanía vigilante cuidó esa opción voto a voto, vigilancia que
deberá ser permanente y de largo aliento porque no será fácil enfrentar a
la fiera herida, más todavía en épocas de vacas flacas, terminada la
bonanza económica. Empero, ‘el postevismo’ ya está instalado en el escenario político
nacional. El futuro empezó el domingo 21de febrero, desde un presente que dijo NO,
y que no admite empates técnicos ni
arbitrarias argucias del poder.
Fue
un domingo de gloria democrática. ¡Bienhallada democracia extraviada tras una
década de imposturas! Bolivia le infligió una derrota al poder que se creía
eterno, derrota que la oposición política deberá saber administrar
democráticamente, para convertirla en el futuro deseado y ahora posible.
En
los casi 4 años que Morales debe seguir siendo
presidente, hasta concluir su mandato en 2019,
esperamos que la ciudadanía empoderada y quienes la arroparon y auparon,
contribuyan a forjar la alternativa política al ‘postevismo’. Alternativa que
deberá ser incluyente para revertir la polarización-división que ha arrojado
este referéndum. Es lo que exige el NO.
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