La reconocida escritora de novelas, cuentos, ensayos, doña Gaby Vallejo Canedo, revela ahora su calidad pedagógica, su enorme experiencia docente y su revolucionario actuar en el amplio pero importantísimo campo de la psico-pedagogía en beneficio de la niñez, la juventud y la madurez del ser humano, en cuanto a la búsqueda de nuevas estrategias para amar a los libros, hacer efectiva la preparación y la producción del conocimiento.
Nos ofrece un libro titulado: “La Lectura. Un Juego en Serio”. Preocupados por el dominio que ejerce la cibernética y la realidad virtual entre las motivaciones de la juventud contemporánea, la misma que aprecia más la imagen y las comunicaciones breves, directas y anónimas, cargadas de violencia; acosada además por la especulación mal habida y la pornografía, que llena su día en las tiendas de internet huyendo de los espacios hogareños, en una patología anteriormente desconocida que raya en lo delincuencial, deseamos nuevas y sanas motivaciones.
Gaby, viajera iterativa, intelectual de lujo y gran escritora, para quien el mundo es un pañuelo de gozo; mejor, un aula de infinito aprendizaje. Me adentré en su última obra, se trata de un texto de pedagogía académica expuesto con encanto literario. Se trata nada menos que de la formación del alma humana a partir de la lectura tan venida a menos hoy en día. Mediante ella, el aprendizaje significativo, el enfoque de situaciones extraídas de la realidad, la renovación y el cambio de la ancestral enseñanza memorizante por tácticas verdaderamente renovadoras en aprendizaje. Lo más relevante: la inserción de valores humanos en el proceso de la estructuración de la futura personalidad; lo que en educación superior llamamos bioética educativa.
El contexto de insumos tan serios como el respeto al valor de la vida, la vigencia de los derechos humanos, la ansiada libertad, el convivir civilizado en democracia, la educación continua, la investigación científica y tecnológica, la incorporación de principios como la responsabilidad, la honestidad, la veracidad, la solidaridad, la actitud de servicio, la dignidad de persona, que quedarán en impronta definitiva en la conducta cotidiana cuando ese ser alcance la madurez profesional y tome las grandes decisiones de la vida. Temas que, por supuesto, no gustarán al equipo gobernante.
Con la lectura del libro de nuestra entrañable escritora, pedagoga y estudiosa apasionada del ser humano, y su puesta en práctica, guardamos la esperanza de que jamás se proyecten y repitan los abominables crímenes de las Torres en Nueva York, los actos de terrorismo de París, los bombardeos y crímenes del Imperio norteamericano y europeo en Medio Oriente, la mortandad colonizadora en África por incitación de doctrinas infames que promueven la cultura de la muerte.
Al comentar el libro concluí con un sentimiento de esperanza en el logro de una realidad futura que parece utópica pero posible y necesaria, la de un paisaje de belleza universal en organización social y convivencia fraternal; sociedad humana en cuya alma esté inscrito el cuidado ecológico, el derecho irrestricto a una educación creativa; con méritos de tolerancia, justicia, dignidad, bondad e independencia; cuando la lectura sea el mérito de la grandeza ciudadana. A nombre de todos los escritores y poetas de la Unión Nacional, expresé la gratitud por el hermoso regalo cultural, el mismo que aceptamos llenos de complacencia. Ella sí merece el ¡Honoris Causa!
Nos ofrece un libro titulado: “La Lectura. Un Juego en Serio”. Preocupados por el dominio que ejerce la cibernética y la realidad virtual entre las motivaciones de la juventud contemporánea, la misma que aprecia más la imagen y las comunicaciones breves, directas y anónimas, cargadas de violencia; acosada además por la especulación mal habida y la pornografía, que llena su día en las tiendas de internet huyendo de los espacios hogareños, en una patología anteriormente desconocida que raya en lo delincuencial, deseamos nuevas y sanas motivaciones.
Gaby, viajera iterativa, intelectual de lujo y gran escritora, para quien el mundo es un pañuelo de gozo; mejor, un aula de infinito aprendizaje. Me adentré en su última obra, se trata de un texto de pedagogía académica expuesto con encanto literario. Se trata nada menos que de la formación del alma humana a partir de la lectura tan venida a menos hoy en día. Mediante ella, el aprendizaje significativo, el enfoque de situaciones extraídas de la realidad, la renovación y el cambio de la ancestral enseñanza memorizante por tácticas verdaderamente renovadoras en aprendizaje. Lo más relevante: la inserción de valores humanos en el proceso de la estructuración de la futura personalidad; lo que en educación superior llamamos bioética educativa.
El contexto de insumos tan serios como el respeto al valor de la vida, la vigencia de los derechos humanos, la ansiada libertad, el convivir civilizado en democracia, la educación continua, la investigación científica y tecnológica, la incorporación de principios como la responsabilidad, la honestidad, la veracidad, la solidaridad, la actitud de servicio, la dignidad de persona, que quedarán en impronta definitiva en la conducta cotidiana cuando ese ser alcance la madurez profesional y tome las grandes decisiones de la vida. Temas que, por supuesto, no gustarán al equipo gobernante.
Con la lectura del libro de nuestra entrañable escritora, pedagoga y estudiosa apasionada del ser humano, y su puesta en práctica, guardamos la esperanza de que jamás se proyecten y repitan los abominables crímenes de las Torres en Nueva York, los actos de terrorismo de París, los bombardeos y crímenes del Imperio norteamericano y europeo en Medio Oriente, la mortandad colonizadora en África por incitación de doctrinas infames que promueven la cultura de la muerte.
Al comentar el libro concluí con un sentimiento de esperanza en el logro de una realidad futura que parece utópica pero posible y necesaria, la de un paisaje de belleza universal en organización social y convivencia fraternal; sociedad humana en cuya alma esté inscrito el cuidado ecológico, el derecho irrestricto a una educación creativa; con méritos de tolerancia, justicia, dignidad, bondad e independencia; cuando la lectura sea el mérito de la grandeza ciudadana. A nombre de todos los escritores y poetas de la Unión Nacional, expresé la gratitud por el hermoso regalo cultural, el mismo que aceptamos llenos de complacencia. Ella sí merece el ¡Honoris Causa!
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