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viernes, 25 de septiembre de 2015


juicio maduro y reflexivo

Los Tiempos convoca a no usar el MAR en la politica

ahora empieza EL JUICIO, por tanto cumplir la CPE

La decisión de rechazar el recurso chileno solicitando que los jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se declaren incompetentes en la consideración de la demanda boliviana de un diálogo de buena fe para atender nuestra demanda marítima elimina un obstáculo en el  proceso jurídico y, en adelante, es posible afirmar que éste avanzará hasta su conclusión.

Los intereses políticos internos de Chile, así como una inexplicable actitud prepotente de sus autoridades hicieron que el fallo sobre el recurso sea mostrado, en el nivel mediático, como una victoria o una derrota. Más bien, con algunas excepciones, en el país el discurso giró alrededor de los argumentos jurídicos que, de acuerdo a nuestros especialistas, garantizaban que los jueces no aceptarían su incompetencia.
Incluso al conocerse el fallo por el que los jueces deciden procesar la demanda boliviana y, por tanto, rechazan el recurso chileno, su Presidenta intentó interpretarlo como “una derrota boliviana”. En un discurso hostil y lindando con falsedades (del que parcialmente se alejó su delegado ante La Haya), la mandataria chilena y su gabinete optaron por una posición agresiva que hizo recordar discursos castrenses y conceptos que se creía habían sido superados.

En cambio, en el país, la declaración del delegado ante La Haya, el expresidente Eduardo Rodríguez y el mensaje del Presidente del Estado utilizaron un tono de conciliación y reconocimiento de que los jueces actuaron conforme a derecho.

Además, contrastando en forma pertinente la agresividad de la gobernanta chilena, el Primer Mandatario convocó una vez más a un diálogo de buena fe.

Seguramente en los próximos días se irá profundizando el contenido del fallo de marras de manera que se pueda precisar sus reales alcances y consecuencias porque su sustento dará luces sobre la visión que tienen los jueces de la demanda boliviana y las apreciaciones que hacen sobre los argumentos chilenos.

Una vez que Chile no notificará su retiro del Pacto de Bogotá, como sugirieron algunas voces políticas de ese país, sobreviene la etapa más compleja del proceso y en la que se requiere redoblar esfuerzos para, por un lado, no caer en la tentación de utilizar el tema con fines de política interna y, por el otro, cuidar que nuestra política internacional subordine a los requerimientos del proceso judicial. Simultáneamente, y éste es un tema de primerísima importancia, comenzar (si no se lo ha hecho ya) a diseñar la estrategia a seguir si, como esperamos, la CIJ falla dictaminando que Chile debe negociar de buena fe con Bolivia sobre una salida soberana al océano Pacífico.

Ha concluido un importante episodio. La gran mayoría de la población boliviana ha recibido con optimismo y alegría el fallo de ayer, y así lo ha demostrado. Por ello, los operadores políticos deben responder a ese apoyo con más trabajo y unidad en un tema que, de lejos, sobrepasa diferencias de orden ideológico.

En fin, ayer el país ha dado, con esperanza, un paso más en un proceso judicial que exige mucha atención y que será largo.

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