Los periodistas no somos inocentes y es evidente que los creativos audiovisuales tampoco. Vanity Fair y los publicistas que usan el cuerpo de la mujer para vender cuanto objeto cae en sus manos son el productillo de sociedades que no están mejor
David López, periodista de la revista Vanity Fair, versión española, “descubrió” que Evo Morales “tiene siempre varias novias disponibles”. López, quien acompañó al Presidente durante una semana, ha tenido que ser testigo de los “encantos” que posee el mandatario para animarse a destacarlos y ofrecerlos como “gancho” publicitario en una sinopsis de la entrevista que le hizo.
Al periodista le resulta interesante –en realidad vendedor– anunciar que ha “descubierto” que Evo Morales siempre tiene muchas mujeres a su disposición.
No es ocioso el detalle evidenciado por el reportero de crónica rosa; él sabe que la vida íntima de los poderosos y lo morboso y grotesco del asunto son dignos de destacarse en revistas de esta naturaleza y con personajes de similar corte.
Pero no se vaya a creer que la culpa la tienen los periodistas de revistas de farándula. Tampoco creamos que los publicistas son los sospechosos de tales cosas. Los “creativos” que emplean cuerpos desnudos de mujeres para vender muebles, pinturas y patas de pollo, aseguran que es el público quien pone en contexto lo que ve.
Los periodistas no somos inocentes y es evidente que los creativos audiovisuales tampoco; al parecer, son sólo replicadores de un “estado del arte” calamitoso: Vanity Fair y los publicistas que usan el cuerpo de la mujer para vender cuanto objeto cae en sus manos, son el productillo de sociedades que no están mejor.
No es extraño que las mujeres que vieron de cerca cómo Percy Fernández agarraba el muslo de una periodista, se rían del desliz del Alcalde; después de todo, en medio de tanto agravio, coplas sexistas, novias disponibles, violaciones, feminicidios, “creativos” spots, presentadoras de TV semidesnudas, y cervezas culpables, que una autoridad se lance con un beso francés y/o una tocadita de muslo es pues una inocentada; es más, la retirada a la fuerza de la mano de Percy, la molestia de la víctima y la intervención del marido, casi ofenden a las señoras del partido y a las demás féminas acostumbradas a las cochinadas del burgomaestre cruceño.
Una entrevista reciente revela que este personaje figura entre los favoritos de varias de las candidatas cruceñas a Miss Bolivia; Percy se disputa tal preferencia con la madre Teresa de Calcuta ¿Qué tal?
Pero las autoridades no dejan de sorprender. Emiliana Aiza, diputada del MAS ha culpado a la cerveza por el “error” del alcalde de Pocoata, sindicado de violar y asesinar a una enfermera en diciembre de 2013: “El alcalde fue democráticamente elegido, hasta ahí nosotros sabemos que hacía las gestiones bien, pero a veces pasa pues (los problemas), usted también es hombre y los hombres son débiles en la situación de la cerveza. Un compañero o una compañera no puede cometer de sano esos errores, por tanto tiene la culpa la cerveza”, ha dicho.
Habrá quien responsabilice al poder del poder; mi mirada –menos política– se dirige hacia la variable sociocultural: Las declaraciones de la diputada reflejan su experiencia de vida, la de su madre y abuela, mujeres que, seguramente, han crecido entre puñetes y patadas de hombres ebrios; ésa es su normalidad. Entonces, Aiza, que lamentablemente es diputada, cree que este tipo de violencia es cuestión de “debilidad por la cerveza”, asunto que merece disculpa.
Ni Vanity Fair ni la publicidad son culpables; tampoco lo es Percy con sus manos largas ni la tristemente célebre diputada Aiza. Los responsables somos todos los demás que compramos publicaciones basura, que nos reímos de las “travesuras” del Alcalde y que elegimos a autoridades que no tienen idea de lo que hacen ni dicen.
La autora es comunicadora social.
molmitos2014@gmail.com
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