Me sorprendió la calidad de la impresión de la biografía del Ing. Jaime Méndez Quiroga, el creador de la Cooperativa Boliviana de Cemento (Coboce), que es la empresa cooperativa e industrial más importante del país. Son más de 500 páginas con tapa dura y abundantes fotografías que dan cuenta de la vida de este ilustre cochabambino, mezcla de espíritu de emprendimiento y tenacidad para lograr sus propósitos. Conversé con él desde 2005 en uno de mis primeros proyectos como cronista de la ciudad todavía ad hoc, y entonces pensaba lo siguiente: “Conversar con don Jaime sobre los orígenes de Coboce, pero en particular sobre los escollos que tuvo que salvar y sobre la capacidad imaginativa para hallar soluciones fue la parte más agradable en la elaboración de esta biografía. Sin embargo, quedaba una grata sorpresa: Jimmy Méndez Muñoz, e hijo primogénito de Don Jaime, revisó el manuscrito original y le hizo acotaciones y reflexiones de primera mano, pues estuvo en el acto de fundación de Coboce, conoció a los personajes de esta historia y elaboró textos tan interesantes que para mí es muy grato destacar en primer plano la coautoría de Jimmy, mi condiscípulo de primeras letras y cabeza de una descendencia compuesta por hijos e hijas ejemplares, porque perciben la grandeza de su padre y reconocen el legado que recibieron tanto de don Jaime como de doña Graciela, dos valiosos ejemplos de abnegación y entrega de lo mejor de sus vidas a la construcción y engrandecimiento de Coboce. Leer las valiosas contribuciones de Jimmy Méndez Muñoz me ha reafirmado en la certeza de que el papel de un cronista es el de coadyuvador de la memoria depositada sobre todo entre la gente más allegada a los personajes de nuestra historia; en este caso a Don Jaime, que resume en su vida y obra la chispa del emprendimiento, la capacidad de entrega, el tesón y la voluntad de nuestros mejores compatriotas. Así lo he percibido no sólo en Jimmy, el autor principal de este libro, sino en todos sus hermanos y hermanas, que heredaron de sus papás las virtudes que hacen un ciudadano y una ciudadana de honor.”
Puede medirse el resultado al leer las palabras del conocido historiador Gustavo Rodríguez Ostria, quien en el prólogo a la obra dice: “Si alguien esperaba una biografía sin contenido o una mera alegoría, se equivocó de plano, pues los autores han logrado una equilibrada y fundada síntesis, de palabra ágil y bien escrita. En sus páginas no advertimos a un Jaime Méndez Quiroga aislado de su época y promotor solamente de su voluntad y su pasión, –que la tuvo– sino que emerge de un modo tal que a través de su andar recorremos también por los senderos del pasado regional, merced a un texto que tenemos a continuación, labrado como debe ser una buena biografía: fusionando el personaje con su entorno social e histórico y viceversa”.
El acto de entrega fue en el Palacio de Portales ayer miércoles. Un viaje impostergable no me permitió estar presente, pero por el aprecio que siento por don Jaime, por doña Graciela y por toda la familia Méndez Muñoz, me lleno de regocijo al saber que la guagua nació y ya con ropita.
El autor es cronista de la ciudad
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