Se le ha hecho imposible al
régimen zafarse de las consecuencias, en materia de imagen y credibilidad, que
la puesta en evidencia de su red de extorsión le ha ocasionado. Decíamos, hace
dos semanas, que los trucos para desviar la atención de la opinión pública se
le agotaron, cosa que comprobamos con la prácticamente nula repercusión que
tuvo un último –desesperado y pueril- recurso repetido al unísono por los
"pensantes" del régimen (los que tienen el monopolio del pensamiento
en el mismo): achacar, como tantas otras veces, el asunto a un "complot de
Estados Unidos".
Para ello aludieron a una misión científica de hace dos años que realizó
investigaciones en el ex nevado Chacaltaya. La patraña cayó por su propio peso
al saberse que el Estado, Consulado de Bolivia mediante, había autorizado
–asesorado, inclusive- la llegada de la contraparte estadounidense del proyecto
a territorio boliviano. Más aún; sin los afeites del lenguaje políticamente
correcto, un científico de la UMSA que formó parte del grupo, calificó tales
acusaciones como "estupideces".
Con todo, y muy pagados de sí mismos –rayando en el cinismo- varios personajes
del régimen han salido para anunciar que ni el escándalo de extorsión, ni otros
menores –aunque igualmente escabrosos- que surgieron estos días, afectan
"en lo más mínimo" la re-reelección de Evo Morales.
¡Pero, ¿qué re-reelección?! Leo –y releo- el artículo 168 de la CPE –de factura
masista, para mayor precisión- y no hallo el menor resquicio para forzar la
interpretación que el régimen –echando mano de la "estrategia
envolvente"- quiere darle. Por mucho que intento no pensar,
desgraciadamente para el "centralismo democrático", lo hago, y este
cuento no me envuelve.
El burdo argumento del régimen es que como este es un nuevo Estado -2010:
"Año Cero, borrón y cuenta nueva"- lo anterior no cuenta. Pongamos
que así fuera; luego, llevando al extremo la idea (que el régimen usa
selectivamente) pero manteniendo la coherencia con la misma, esta nueva entidad
jurídico-política-territorial denominada "Estado Plurinacional"
habría nacido sin mar. ¿Qué hace, entonces, reivindicando una demanda de la
República, negada y vilipendiada por la "revolución democrática y
cultural"? La República de Bolivia nació con costa marítima; el
"Estado Plurinacional" no lo habría hecho así. ¡Que venga la
re-reelección!
Por fortuna, los bolivianos nos estamos reponiendo de este accidente de la
historia publicitado como "proceso de cambio".
1 comentario:
Cochala cojudo...
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