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jueves, 24 de enero de 2013

el aumento de accidentes de tráfico es inaceptable. no es posible quedar de brazos cruzados ante tantas vidas humanas que desaparecen por las carreteras algo urgente se tiene que hacer. licitar servicios.




Inaceptable pérdidas por accidentes

Mauricio Aira


63 muertos en menos de un mes en las carreteras de Bolivia y una cifra de varios cientos de heridos, algunos con daños físicos irreversibles. Hecho noticioso que rebela la sangre y obliga a la adopción de medidas drásticas, en defensa del mayor bien que tiene la sociedad, la vida del ser humano.
Mientras en Europa y otras regiones se desarrollan políticas muy severas para disminuir el número de accidentes vehiculares mejorando el mantenimiento de las vías, controlando que máquinas y conductores se encuentren en condiciones mínimas de seguridad y de conducción según las regulaciones ya uniformadas y que forman parte de las obligaciones primordiales, irrenunciables de los Estados y que bien se pueden resumir así, en Bolivia dista mucho de existir un tangible esfuerzo que guarde proporción con la enormidad del problema.
Otorgar permisos de conducir a ciudadanos mayores de 18 años y que rindan severas pruebas teóricas y prácticas previa preparación responsable. La entrega de los brevets, o certificado de conducción no puede darse como prebenda, un regalo, una mercadería que se vende a cambio de algo.  Al parecer ha mejorado un tanto desde que la Policía transfirió sus atribuciones, sin embargo los reglamentos siguen siendo incumplidos. La autoridad debe efectuar una prueba contundente para calificar al aspirante. No valen “muñecas ni manipulaciones”, todos los jóvenes tienen las mismas oportunidades a condición de haber estudiado el manual de conducir. La prueba práctica a cargo de profesionales, debería ser la condición “sine qua non” para el beneficio. Cualquier inseguridad o improvisación tiene que significar un aplazo, por tanto la repetición de la prueba ante un tribunal totalmente imparcial y cien por ciento profesional.
El estado de las máquinas tiene que ser examinado minuciosamente y documentado, hoy se puede hacerlo con ayuda de la electrónica que facilita un acierto del 98% sobre la simple inspección ocular. Esto va más allá del SOAT, que no difiere en mucho de la antigua “roseta de seguridad” o sea un remedo de examen, reducido al pago del valor fijado o alguito más, sin hacer caso de las recomendaciones técnicas. Aquello de “prenda luces, aplique frenos, toque bocina, vire a la derecha, a la izquierda, encienda, apague el motor”, etc. tiene que haber pasado de moda. Ahora la tarea de inspección tiene que ser de todos los días, incluyendo sábados y domingos. En muchos países la inspección vehicular está confiada a verdaderas empresas, por lo menos dos por cada 50 mil vehículos, merced a un rol del que nadie queda al margen, absolutamente todos los que figuran por ejemplo en la base de datos de la Aduana, o de la Policía de Tránsito o de Impuestos, o de todas ellas coordinadas por una brigada de seguridad. Cuando un vehículo no reúne las condiciones mínimas, le conceden una oportunidad más, resuelto que sea el problema técnico, hasta la siguiente inspección aprueba o simplemente sale de la circulación, al cementerio de vehículos.
Optar por un remedio salvador. Licitar el servicio permitiendo que empresas extranjeras participen también asociadas con nacionales de reconocido prestigio. El costo tendría que ser asumido por cada propietario o conductor del vehículo, aunque en Bolivia a fin de incentivar este proceso, se podría crear un fondo inicial financiado por el Estado, las Municipalidades y las empresas de taxis o transportes a todo nivel. Ahora que existe un ambiente de creación de nuevas empresas y de otorgar financiamiento bien podría constituir un ítem atractivo.
A los factores mencionados se suma el estado de las carreteras, harto deficiente no obstante los esfuerzos de mantenimiento realizados, carencia de suficientes obras de arte en la infraestructura y señalización y servicios de auxilio y asistencia, una policía caminera moderna, ágil, movilizada sobre las carreteras las 24 horas al día, 365 días al año especialmente en zonas de difícil acceso y de altos volúmenes de tráfico. Duplicar el control ante conductores ebrios o insomnes.Todos los esfuerzos que se hagan en esta dirección, con la voluntad puesta en disminuir los accidentes para salvar vidas, serán aplaudidos por una ciudadanía que está próxima al paroxismo de la desesperación nunca antes conocida.

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