Responsabilidad y el sentido común
Mauricio AiraResulta inevitable referirse a la responsabilidad del Jefe de Estado en los sucesos de San Lorenzo, cuando fueron apaleados, atados de pies y manos, amordazados varios cientos de hombres, mujeres y hasta niños en un acto de crueldad jamás igualado en la historia de Bolivia y que devino en la negación de Evo Morales de responder por la violencia de sus subalternos. La opinión global (dentro y fuera de la Nación) ha condenado la violencia desatada en contra de los pobladores del TIPNIS en su intento de contener la marcha de protesta que realizan entre Beni y La Paz, por la actitud pilatuna de “lavarse las manos y pronunciar –no fui yo-“ del Presidente.
Sendos artículos circulan por los medios acerca del intento de ignorar que el concepto de autoridad supone responsabilidad, o sea la sanción de pena o recompensa que acompaña el ejercicio del poder. La responsabilidad es el corolario adjunto a la autoridad, su consecuencia natural, su contrapeso indispensable. Donde quiera que exista una autoridad, nace la responsabilidad. Útil recordar dos frases de Pinochet “nada sucede en Chile dentro del campo del control político, del cual yo no esté enterado por los servicios de seguridad (DINA), no vuela una pluma sin mi consentimiento”. Años más tarde cuando le interrogaron los jueces sobre su participación en el Plan Cóndor y los múltiples crímenes cometidos “No me acuerdo. Los responsables eran los oficiales a cargo de la tarea política. Yo solo intervenía en las cosas grandes”.
El jefe, quien manda es responsable de la comisión u omisión de los deberes de sus subalternos ha sido así, es y seguirá siendo. Gualberto Villarroel, no intervino personalmente en los crímenes de Chuspi Pata, algunos dicen que supo de ellos cuando fueron cometidos, aunque ante los ojos del pueblo, siendo Presidente de la República, era plenamente responsable de todos los actos de gobierno incluyendo los crímenes. Pagó con la vida la muerte de aquellos notables en el barranco, siendo colgado en la Plaza Murillo. 21.07.1946.
Pierde tiempo Evo Morales al negar su responsabilidad y al pretender culpar a otros según este orden cronológico. Ministro, viceministro, jefes policiales, la derecha, Goni Sánchez, los medios de comunicación, la DEA, los EEUU y “policías que no quieren a su Presidente” insinuando que conspiran y provocaron la violencia para filmar y denunciarle como el autor. La fuerza de la Ley y un sentido lógico del mando, la autoridad, el poder le condenan inexorablemente.
La sanción de los actos de una autoridad forma parte de la praxis administrativa y se ejecuta todos los días, en las empresas, en las oficinas, en las organizaciones, en los talleres donde se identifica una falla, se determina al culpable y se le sanciona al margen del nivel de autoridad que tenga el acusado.
Bolivia se rige por el sistema presidencial copiado de Filadelfia en base a la separación de poderes, que encarga la labor política al órgano ejecutivo, con la diferencia que por acción del MAS y del mismo personaje los poderes de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno recaen en el Presidente del E.P. el que es asistido por los ministros, los que administran el Estado teniendo a la Asamblea como un elemento decorativo para darle apariencia democrática. Los ministros, viceministros y directores generales son nombrados directamente por el Presidente, la Asamblea no interviene en los últimos tiempos ni siquiera para escuchar sus informes, ya que se ha llegado a tal nivel de autarquía real.
Se ha transformado al poder presidencial en un monstruo que tiene a los ministros como simples consejeros, dejando la decisión final de los asuntos al Jefe que actúa libremente y en los hechos al margen de toda regulación o limitación factor que se convierte en un boomerang en el caso del TIPNIS, del flagelo a cientos de indígenas en el puente de San Lorenzo, Beni. Tenemos entonces que es el Jefe de Estado y de Gobierno “poseedor del poder político” y ser responsable por todo lo que haga en materia político-administrativa.
De modo que siendo Evo Morales “el inventor de esta inédita formar de mandar” sin Congreso, sin Contralor, sin Fiscal, sin asesores, nos está dando señal de todo su artificio y doblez de los que tanto se vanagloria y admite lisonjas de sus aduletes.
Quizá aplicar las sabias expresiones de Juan Pablo II “hay quienes ocupan puestos de responsabilidad sin cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder ni de procurar el bienestar de sus pueblos, lo que dificulta que puedan progresar hacia una verdadera paz”
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