Una de las propuestas de resolución, planteada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, para que la cumbre se pronuncie contra el establecimiento de bases militares estadounidenses en la región, específicamente en Colombia, no logró consenso para ser incluida en la Declaración Conjunta. Otra, afortunadamente no pasó de las reuniones técnicas previas a la cita cumbre: Venezuela pretendió incluir un párrafo sobre la “responsabilidad ética” de los medios de comunicación. La idea alarmó a la mayoría de los cancilleres que la descartaron por peligrosa para la libertad de expresión.
Con todo, la cumbre dio suficiente escenario para que Chávez se explaye, aunque su audiencia sea cada vez menor. “Vientos de guerra comienzan a soplar”, alertó a tiempo de afirmar que Venezuela se está preparando para un conflicto bélico con su vecino. Sus colegas, quizás para calmarlo, decidieron convocar a una reunión de la Unasur para tratar exclusivamente el tema, aunque sin fijar fecha.
Las rabietas han dado lugar a que el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince formule algunas apreciaciones sobre la personalidad del singular Presidente venezolano. Según sus biógrafos, escribe Abad, “Chávez tiene fama de combinar una gran valentía verbal con una honda cobardía existencial”. Además, agrega, ante la eventualidad de un conflicto armado, “el Ejército colombiano lleva decenios combatiendo, mientras el Ejército venezolano nunca ha dejado de ser un gran consumidor de whisky”. La alusión es directa a los generales y coroneles venezolanos, conocidos por su afición al escocés más añejo y más caro.
“Chávez que ladra no muerde”, asegura el escritor colombiano. Para paz y tranquilidad de la región, confiemos en que tenga razón.
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