En el escenario político boliviano las cosas se dan como se esperan. No hay sorpresas y menos la sutileza que la política tiene en otras partes. En nuestro medio, el mundo político es tan pequeño y tan provinciano que todos saben lo que todos hacen, pero nadie sabe lo que todos piensan.
Yo recuerdo el retorno a la democracia. La opción numero uno era la UDP, aglutinando a varios partidos de izquierda y socialdemocracia junto al MNRI, definieron una candidatura: Hernán Siles Suazo. Al frente la derecha tenía dos opciones serias: MNRH de Paz Estensoro y ADN de Hugo Banzer. El PS1 liderizado por Marcelo Quiroga, declinaba formar parte de la UDP por consideraciones ideológicas yprogramáticas, pues asumía que este frente electoral se acabaría en cuanto fueran gobierno por sus discrepancias programáticas, y un solo objetivo, ser gobierno. No se equivocó.
El voto fue para la UDP en tres elecciones consecutivas, aunque con disminución del porcentaje, la disminución del voto para el MNRH y ADN y el crecimiento insólito del voto para el PS1. Quien tenía una sólida consistencia ideológica y programática. La metralla asesina terminó con este proyecto el 17 de julio de 1980.
Luego la derecha se estableció en tres partidos base: MNR, ADN y MIR. Por su parte la izquierda quedó reducida a su mínima expresión, sin líder ni estructura partidaria. Desde el año 1985 hasta el 2005, esta ausencia de liderazgo en la izquierda y de acuerdos para consolidarla, facilitó a la derecha gobernar por veinte años, entre pasanakus y derroche burocrático sin importarle el pueblo ni el que dirán.
Luego de la caída del MNR en octubre de 2003, es la derecha la que se atomiza y es la izquierda la que se unifica. Ahora tenemos una opción electoral alrededor del MAS y varias opciones alrededor de la oposición. ¿El mundo da vueltas no?
Lo que debe tenerse como lección de todo esto, es que la izquierda facilitó las cosas a la derecha luego de la derrota de la UDP en 1984. No tuvo capacidad de reacción, no supo defender lo que hizo y se avergonzó del gobierno de Siles y todo lo que fue udepista estaba estigmatizado, era pecado hablar de ese período y la izquierda fue vergonzante e incapaz de reaglutinarse políticamente. Fue cuando nacieron CONDEPA y la UCS como bolsones populistas que reemplazaron a esa izquierda inocua.
Ahora las cosas son las mismas pero al revés. Es pecado haber sido de la derecha y neoliberal, todo eso es anatema y en ese sentido, la oposición se avergüenza de lo que hizo y trata de maquillar su cara liberal, es cuando habla de unidad, justicia social y empleo, como si esto fuera algo nuevo. Pero lo peor es que repite la misma conducta de la izquierda vencida en el ochenta. Y no quieren entender que la necesidad de tener una candidatura sólida, sería y creíble, no puede ser una utopía ni algo imposible.
Se trata de un básico sentido de interés de clase. De visión de país. Si los señores candidatos, todos, se dicen contrarios a la política del MAS, y saben que no lograran vencerlo porque no tienen: el dinero, la estructura o el carisma para convencer a un electorado que no cree en estas elecciones y que no cree en nadie, es obvio que sueltos son nada y unidos son fuerza.
Por eso la máxima que colocó en boca de sus mosqueteros Alejandro Dumas, debería ser ahora la consigna de quienes ya no quieren ver al país rodar por el infierno: Uno para todos y todos para uno.
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