Intriga contra Santa Cruz
Han causado verdadera pena y mucha inquietud las acusaciones que, contra Santa Cruz, han lanzado algunos líderes benianos afines al MAS, empezando por el gobernador del Beni, Alex Ferrier, y siguiendo por algunos de sus más estrechos colaboradores y dirigentes de comunidades campesinas alentadas por el partido oficialista, que no han encontrado mejor escenario para denostar a los cruceños que la aprobación de la Ley 969 de Protección del Tipnis.
Los cruceños sabemos que ni los benianos ni Ferrier piensan que Santa Cruz se oponga al desarrollo de ese departamento que, durante siglos, ha sido una unidad con nuestro territorio. Son otros quienes alientan esa idea torpe. No existe un solo cruceño que le desee mal a un beniano y que pretenda entrabar su justa aspiración a vivir mejor. Sabemos, estamos conscientes, de que Beni ha sido relegado, como todos los orientales lo fuimos, y la historia dice que fueron los cruceños quienes marcharon hacia esas hermosas regiones desde épocas de la Colonia, cuando aquí y allá cundía la pobreza, y que se quedaron allí empeñados en trabajar y también en dejar sus huesos en esa tierra que queremos tanto y que la sentimos tan nuestra.
Nada puede dolernos más a los cruceños que observar cómo el encono político puede llegar a intentar socavar las bases de una unidad tan grande como ha sido esa fantástica extensión de Moxos y Chiquitos. Beni no ha sido aisladamente ‘el patio trasero’ de Bolivia, sino que lo fuimos todos los cambas, desde el Chaco hasta el Acre. Cuando se explotaba plata y estaño en occidente, la gran llanura oriental sobrevivía con muchas dificultades, sin ayuda de nadie, a su suerte. Sobrevivimos entre otras cosas con la ganadería, la agricultura, el caucho y la castaña. Después vinieron las conexiones carreteras con Cochabamba y ferroviarias con Brasil y Argentina, pero eso tuvo un costo de luchas cívicas, como las tiene hoy Beni con todo el respaldo de Santa Cruz.
No debemos politizar la hermandad entre los orientales cuando sabemos que existen otros intereses que nos pueden afectar muchísimo. El gobernador cruceño jamás se ha opuesto al bienestar de los benianos y es una calumnia enrostrarle algo tan innoble. El asunto del Tipnis se ha convertido en un eje funesto de política interna, en una lucha de ideales e intereses confusos, que no es un tema cruceño sino de un largo debate nacional, donde los bolivianos están afirmando su oposición al trazo carretero. Santa Cruz tiene voz propia y eso es todo.
Los cruceños sabemos que ni los benianos ni Ferrier piensan que Santa Cruz se oponga al desarrollo de ese departamento que, durante siglos, ha sido una unidad con nuestro territorio. Son otros quienes alientan esa idea torpe. No existe un solo cruceño que le desee mal a un beniano y que pretenda entrabar su justa aspiración a vivir mejor. Sabemos, estamos conscientes, de que Beni ha sido relegado, como todos los orientales lo fuimos, y la historia dice que fueron los cruceños quienes marcharon hacia esas hermosas regiones desde épocas de la Colonia, cuando aquí y allá cundía la pobreza, y que se quedaron allí empeñados en trabajar y también en dejar sus huesos en esa tierra que queremos tanto y que la sentimos tan nuestra.
Nada puede dolernos más a los cruceños que observar cómo el encono político puede llegar a intentar socavar las bases de una unidad tan grande como ha sido esa fantástica extensión de Moxos y Chiquitos. Beni no ha sido aisladamente ‘el patio trasero’ de Bolivia, sino que lo fuimos todos los cambas, desde el Chaco hasta el Acre. Cuando se explotaba plata y estaño en occidente, la gran llanura oriental sobrevivía con muchas dificultades, sin ayuda de nadie, a su suerte. Sobrevivimos entre otras cosas con la ganadería, la agricultura, el caucho y la castaña. Después vinieron las conexiones carreteras con Cochabamba y ferroviarias con Brasil y Argentina, pero eso tuvo un costo de luchas cívicas, como las tiene hoy Beni con todo el respaldo de Santa Cruz.
No debemos politizar la hermandad entre los orientales cuando sabemos que existen otros intereses que nos pueden afectar muchísimo. El gobernador cruceño jamás se ha opuesto al bienestar de los benianos y es una calumnia enrostrarle algo tan innoble. El asunto del Tipnis se ha convertido en un eje funesto de política interna, en una lucha de ideales e intereses confusos, que no es un tema cruceño sino de un largo debate nacional, donde los bolivianos están afirmando su oposición al trazo carretero. Santa Cruz tiene voz propia y eso es todo.
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