un par de anos antes de su holocausto, José María con Mauricio Aira en la llajta |
Agobiado por 76 juicios como parte de una sañuda persecución judicial que, en inusual y perverso periplo, lo hizo ir y venir por diferentes regiones del país, el ingeniero Bakovic, desgastado física y sicológicamente, falleció en octubre de 2013 en su natal Cochabamba. Su corazón no resistió más y su vida se apagó tras un viaje obligado a La Paz, donde debía presentarse a dos audiencias. Se trasladó a la sede del Gobierno para no ser declarado 'rebelde', no obstante las recomendaciones en contrario de médicos especialistas que temían por los riesgos que corría su quebrantada salud.
Bakovic no tenía ninguna filiación política y llegó a Caminos avalado únicamente por sus méritos profesionales, reconocidos incluso por organismos internacionales a los que tuvo oportunidad de servir antes de retornar al país.
Su pecado mortal fue haber denunciado presuntas irregularidades en la adjudicación, por decreto supremo, del tramo carretero entre Potosí y Uyuni. Esa denuncia obligó al Gobierno a revocar tal decreto y ordenar una licitación, como correspondía hacerlo. En realidad, las acciones en su contra dieron comienzo después de que el jefe de Estado, al asumir el mando a principios de 2006, pidiera la apertura de un proceso contra los administrativos del SNC porque era un "nido de corrupción".
El ingeniero Bakovic fue convertido en 'objetivo político' de sus detractores y de la satrapía empoderada, que, sin remordimiento alguno, puso en marcha el hostigamiento despiadado y el calvario inenarrable de un hombre probo y sin tacha, a la vez que profesional competente.
Ni siquiera el primigenio derecho a la vida o a la dignidad humana le fue respetado al ingeniero José María Bakovic. Indigna saber que los responsables de semejante atropello, que derivó en luctuoso suceso, gozan de espantosa impunidad, aunque están identificados plenamente
Bakovic no tenía ninguna filiación política y llegó a Caminos avalado únicamente por sus méritos profesionales, reconocidos incluso por organismos internacionales a los que tuvo oportunidad de servir antes de retornar al país.
Su pecado mortal fue haber denunciado presuntas irregularidades en la adjudicación, por decreto supremo, del tramo carretero entre Potosí y Uyuni. Esa denuncia obligó al Gobierno a revocar tal decreto y ordenar una licitación, como correspondía hacerlo. En realidad, las acciones en su contra dieron comienzo después de que el jefe de Estado, al asumir el mando a principios de 2006, pidiera la apertura de un proceso contra los administrativos del SNC porque era un "nido de corrupción".
El ingeniero Bakovic fue convertido en 'objetivo político' de sus detractores y de la satrapía empoderada, que, sin remordimiento alguno, puso en marcha el hostigamiento despiadado y el calvario inenarrable de un hombre probo y sin tacha, a la vez que profesional competente.
Ni siquiera el primigenio derecho a la vida o a la dignidad humana le fue respetado al ingeniero José María Bakovic. Indigna saber que los responsables de semejante atropello, que derivó en luctuoso suceso, gozan de espantosa impunidad, aunque están identificados plenamente
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