El presidente Evo Morales ha anunciado su decisión de elevar de 12.000 a 20.000 hectáreas la superficie autorizada para cultivos de coca en el país, para lo que anticipa un debate entre el Gobierno y los cocaleros de las diferentes zonas de cultivo. Los primeros cálculos de los dirigentes de los cocaleros de Chapare establecen que a esa región le correspondería 7.000 hectáreas en la nueva legalización, dejando 1.000 para la región de Caranavi, además de las originales 12.000 de Yungas.
El debate se anuncia muy intenso. Los cocaleros de Chapare quieren que sus plantaciones sean conocidas como ‘coca ancestral’, mientras que ofrecen a los yungueños el denominativo de ‘coca milenaria’. Pero los cocaleros de Yungas de La Paz tienen otros criterios. Antes del referéndum del 21 de febrero pasado, los dirigentes de la asociación de productores de coca de esa región estuvieron pidiendo a la Asamblea Legislativa Plurinacional la realización de otro referéndum, esta vez para conocer cuál es la coca que consumen los bolivianos que tienen el hábito del acullico.
Los cocaleros yungueños están seguros de que un referéndum de ese tipo daría como resultado que es solamente la coca de su región la que se usa para el acullico, tanto dentro como fuera del país. El Gobierno no ha respondido todavía a la solicitud de los cocaleros de Yungas para que se haga ese referéndum, pero quizá esté en sus planes que el debate anunciado dé lugar a algunos acuerdos.
Pero allí no concluyen las dudas sobre el futuro de la coca. El representante de la Unión Europea pide que se haga un estudio para establecer cuánta cocaína se produce con la coca ilegal, lo que implicaría saber, en primer lugar, cuál es la cantidad de coca ilegal.
Y está otra cuestión que deberá ser resuelta. La Organización de Naciones Unidas dice en sus informes que más del 90% de la producción de coca de Chapare no se comercializa en los mercados legales, lo que deja abierta la sospecha de que sea absorbida por el narcotráfico. ¿Se van a legalizar esos cultivos?
Son muchas las interrogantes que existen sobre el tema planteado por el señor presidente. Pero es promisorio su anuncio de que todo esto dará lugar a un debate entre “las fuerzas sociales que tienen que ver con las plantaciones de coca”. El país espera que el resultado sea favorable a la sociedad boliviana en su conjunto.
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