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domingo, 29 de mayo de 2016

inadmisible amenaza rubrica El Deber, a los anuncios de un cerco a Santa Cruz por los municipios masistas que consideran que la Gobernación les adeuda por impuestos a los Hidrocarburos que la Gobernación administra. bloqueo de caminos, para impedir el tránsito y someter a un desabastecimiento de producto busca tensionar e intranquilizar a la ciudadanía, tal como sucedió en 2008. es condenable el anuncio de un cerco,es como jugar con fuego y se debe evitarlo a como dé lugar!

La Gobernación de Santa Cruz ha sido emplazada por los municipios que, en el departamento, controla el Movimiento Al Socialismo, exigiendo un compromiso sobre el desembolso de regalías correspondientes al periodo 2011-2016 y los aportes para el desayuno escolar. Además de identificar detrás de la protesta un afán desestabilizador contra la gestión de Rubén Costas y de puntualizar que las regalías no pueden manejarse como el Fondo Indígena perforado por la corrupción, el gobierno departamental reclama, a su vez, la falta de informes de anteriores desembolsos a los municipios demandantes para ejecutar diferentes obras. Estos, temerariamente, han lanzado la amenaza de llevar a cabo un cerco a la ciudad si sus reclamos no son atendidos hasta este lunes. 
El anuncio de este tipo de medidas, que tácitamente incluye bloquear los accesos principales a la urbe cruceña, impedir el libre tránsito y someter a la población a un desabastecimiento gradual de productos, genera un clima de tensión y de intranquilidad. La ciudadanía cruceña guarda un pésimo recuerdo cuando, en septiembre de 2008, milicias armadas, utilizando incluso tácticas militares, avanzaron sobre los cuatro puntos cardinales de la capital. 

Además del cerco, el objetivo de las tropas movilizadas por sectores afines al oficialismo era llegar hasta la plaza 24 de Septiembre, como en décadas del siglo pasado lo hicieran hordas alcoholizadas y sedientas de sangre enviadas sobre Santa Cruz de la Sierra. Entonces el centralismo buscaba ‘escarmentar’ de cualquier modo a los cruceños de la época que, con legítimas rebeldías y henchidos de civismo, ‘osaban’ reclamar al régimen de turno por el ominoso olvido y la sempiterna postergación de la región. 

Antes de que aceleradas gestiones de gobiernos vecinos neutralizaran la movilización de 2008, la afrenta contra la capital ñuflense se saldó con la vida del profesor Pedro López, en Portachuelo, y del joven unionista Edson Ruiz, en Tiquipaya. Un fotoperiodista de EL DEBER, Ángel Farell, fue golpeado de forma brutal, pero afortunadamente encontró refugio en la espesura cercana del lugar y así pudo sobrevivir y escapar al ataque de sus violentos agresores.

Con estos antecedentes, de muy penoso recuerdo y porque lo manda la razón, es inadmisible y condenable el anuncio de un cerco contra Santa Cruz de la Sierra. Se parece mucho a jugar con fuego y las instancias de gobierno lo saben y deben esforzarse al máximo por evitarlo.

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