El Gobierno vive días de incertidumbre. Irán, China, Venezuela y Grecia –amigos de Evo Morales– le traerán contratiempos. El levantamiento del embargo comercial a Irán, por parte de EEUU y sus aliados, influirá en el precio a la baja del petróleo en el mercado mundial, hecho que repercutirá negativamente en la economía ‘blindada’ del Estado Plurinacional. El desplome bursátil de China Popular alterará nuestro comercio con aquel país asiático. La hiperinflación venezolana es una amenaza que se cierne sobre la economía plurinacional, alterada por una inflación hoy apenas perceptible, la especulación y el contrabando de gasolina y artículos de primera necesidad. La capitulación de Tsipras ante sus acreedores de la Unión Europea y el FMI demuestra lo que, hace unos meses, el capitán Quintana le espetó groseramente a los electores benianos: “Con dignidad no se come”.
Hasta el economista norteamericano Paul Krugman (premio nobel 2008), partidario de la tesis inicial de Varufakis –hoy fuera del Gobierno–, acaba de declarar que estaba equivocado (¿qué hacía el vicepresidente García Linera en Atenas con sus amigos de Syriza, el pasado 19 de junio? ¿Cuánto le costó al pueblo boliviano el viaje relámpago del vicepresidente y su comitiva?). En cuanto al ingreso inconsulto e inesperado de Bolivia al Mercosur, no parece ser una medida que beneficie al país. Según el empresariado nacional, veremos coartada nuestra libertad de exportación a otros países que no sean miembros del Mercosur.
En cuanto a la marcha de los movimientos sociales potosinos a la ciudad de La Paz, es algo que se veía venir y de nada valen los argumentos falaces de la ministra de Comunicación, porque todos sabemos que el Gobierno de Chile, los partidos de la oposición y el imperialismo yanqui nada tienen que ver con las movilizaciones potosinas. En las últimas elecciones generales, Potosí votó masivamente al MAS. Si usted quiere saber por qué los potosinos están cabreados, le sugiero leer el excelente artículo de Andrés Gómez Vela, titulado “¿Por qué Evo no quiere hablar con la gente de Potosí?” (Página Siete, 26.07.15). Vale la pena, se lo aseguro. Si no lo hace, le diré, en síntesis, que se trata de promesas incumplidas.
Desde hace años, el presidente Evo viene toreando a Potosí respecto a unas expectativas creadas por la demagogia gubernamental en tiempo de elecciones. Después de tres semanas de marcha, los líderes potosinos no lograron reunirse con el presidente. Se reunieron… con el capitán Quintana. ¿Y el presidente Evo? Jugando al fulbito, que es lo suyo. ¡Se le mete, nomás! // Madrid, 31.07.2015.
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