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martes, 2 de junio de 2015

grande la expertativa de nuevas autoridades para la reconstrucción de un sistema plural.la Alcaldía tendrá que dar pruebas de auténtico liderazgo y ponerse a la altura de nuevos desafíos. sostiene con acierto Los Tiempos al celebrar el nuevo cuadro orgánico de Cochabamba

Si hay algo que las nuevas autoridades deben recordar permanentemente es que el voto de confianza que les dio la ciudadanía en las urnas no fue incondicional
Con la posesión de los gobernadores de los nueve departamentos, alcaldes de 339 municipios, y sus respectivas Asambleas Legislativas Departamentales, Gobiernos y Juntas Municipales, se ha inaugurado ayer una nueva etapa en la vida democrática de nuestro país.
Es una fase que se inicia deslucida por las muchas irregularidades que se produjeron durante todo el proceso electoral. Es que si bien es incuestionable la solidez del apoyo obtenido por las candidaturas del oficialismo en gran parte del país, no es menos evidente que en muchos otros casos las victorias fueron obtenidas a través de una escandalosa distorsión de la voluntad popular, lo que resta legitimidad a muchas de las autoridades que acaban de asumir sus cargos.
En el caso de Cochabamba, hay que destacar el hecho de que el flamante gobierno departamental es uno de los que está libre de cualquier sombra de duda sobre su legitimidad. A diferencia de lo ocurrido en otros departamentos, la fórmula oficialista obtuvo su holgado triunfo en buena lid, lo que le da la autoridad moral necesaria para actuar sin más obligaciones que las que ha adquirido ante la ciudadanía.
En el caso de la Alcaldía de Cochabamba podría decirse lo mismo si no hubiera que recordar la manera inconstitucional, arbitraria e injusta como fue eliminada de la carrera la candidata que tenía más posibilidades de obtener el apoyo de la ciudadanía. Paradójicamente, fue otra fuerza opositora y no la fórmula del MAS la más beneficiada con esa artera maniobra lo que, así sea indirectamente, de alguna manera resta méritos al que de otro modo hubiera sido un admirable triunfo opositor.
Es importante tomar en cuenta ese detalle a la hora de sentar las bases del nuevo gobierno municipal porque si hay algo que las nuevas autoridades ediles deben recordar permanentemente es que el voto de confianza que les dio la ciudadanía en las urnas no fue incondicional ni mucho menos y no puede ser interpretado como una licencia para actuar con prepotencia y desprecio hacia quienes no fueron sus compañeros de ruta. Una buena dosis de humildad es muy aconsejable para que quienes están estrenando una nueva gestión municipal sepan reconocer los límites del poder del que eventualmente gozan.
Mucho contribuiría a alimentar esa actitud una recordación de los errores cometidos por líderes y agrupaciones políticas del pasado. No se debe olvidar que la tentación de hacer del gobierno municipal una instancia distribuidora de recompensas y favores a amigos y conmilitones fue uno de los factores que más contribuyó a la deslegitimación de los líderes y partidos en tiempos no muy lejanos.
Como en todo inicio de gestión, es muy grande la expectativa con que se esperan los primeros actos de las nuevas autoridades, pero mucho más en el caso de las que no dan continuidad a la anterior sino que se constituyen en una oportunidad de reconstrucción de un sistema político plural. Es el caso de la Alcaldía de Cercado que desde el primer día, y en cada uno de sus actos, tendrá que dar pruebas de un liderazgo capaz de pasar por encima de las malas prácticas del pasado y ponerse a la altura de los nuevos desafíos.

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