Es de esperar que aunque tarde, la sensatez termine imponiéndose antes de que se cometa un gravísimo atentado contra los intereses colectivos y las leyes que los protegen
Los deseos y las ambiciones, antes que los intereses regionales, han primado en el debate sobre el destino del predio donde actualmente funciona el Club Hípico. Desde Los Tiempos hemos insistido, junto con otras instituciones del departamento, en que construir un estadio para 60.000 espectadores es un desatino, no sólo porque la ciudad no requiere de tal edificación y menos en un lugar donde se afectaría radicalmente al medio ambiente y el transporte interdepartamental.
Quienes defienden esta construcción sólo argumentan que Cochabamba requiere la importante inversión, que la obra exige más de 200 millones de dólares, olvidando que Cochabamba tiene otro estadio que muy raramente llega a recibir a más de 25.000 personas, cuya ampliación es técnicamente factible y en cuyos alrededores hay espacio suficiente para construir una ciudadela deportiva debidamente dotada de instalaciones deportivas.
Por último, en esta línea de pensamiento, algunos expertos sostienen que en los predios del Hípico puede construirse, con visión de largo plazo, un pulmón para la ciudad de Cochabamba, al estilo de un parque urbano en el que la ciudadanía pueda tener nuevas formas de sano entretenimiento y espacios de convivencia.
Desde el lado jurídico, las corrientes que sin escuchar argumento alguno quieren expropiar los predios del Hípico a como dé lugar para construir un estadio han presionado elaborando un proyecto de ley que vulnera la Constitución Política del Estado, el marco jurídico que norma la propiedad privada y las expropiaciones y la defensa de los legales propietarios.
Consultados expertos sobre el tema, recordaron que la expropiación procede previa declaración mediante Ley de necesidad y utilidad pública lo que significa que el bien expropiado se destine directamente a un servicio u obra pública; que satisfaga a una clase social determinada, a la colectividad o a la necesidad que tiene un país de adoptar medidas para hacer frente a situaciones que le afecten como entidad política o internacional.
En el caso del estadio en Cochabamba, no existe claramente necesidad y utilidad pública, porque, como ya se señaló, hay un estadio cuyo aforo es suficiente y existen necesidades mucho más apremiantes como dotación de agua potable y alcantarillado, hospitales, escuelas o áreas verdes y no un edificio de espectáculo público.
Además, está en curso un proceso de expropiación de los predios del Hípico que intenta ser obviado y, finalmente, se quiebra el sentido de proporcionalidad entre el precio afectado y el precio pagado, que va en contra de la jurisprudencia que ha sentado el Tribunal Constitucional y que resulta absolutamente impertinente en circunstancia en que el Presidente ha pedido a los empresarios invertir 3 mil millones de dólares en esta gestión.
Es de esperar que a pesar de la ligereza con que una vez más actuaron los diputados y senadores de la bancada oficialista al dar curso a este despropósito, la sensatez termine imponiéndose antes de que se cometa un gravísimo atentado contra los intereses colectivos y las leyes que los protegen.
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