Hace algo más de una semana, en la edición dominical de este matutino, se publicó un extenso y muy bien fundamentado reportaje sobre la situación actual del Proyecto Múltiple Misicuni y sobre las enormes dificultades legales, técnicas y financieras que mantienen paralizadas las obras, mientras las perjuicios económicos, que ya suman varias decenas de millones de dólares, continúan sumándose sin cesar.
Han transcurrido 10 días desde entonces y ninguno de los anuncios hechos por las empresas e instituciones involucradas en el caso se ha hecho efectivo. Nada se sabe de los procesos legales anunciados por la Contraloría General del Estado para llevar ante la justicia a los representantes del Consorcio Hidroeléctrico Misicuni (CHM); tampoco se ha conocido ningún informe complementario para establecer el nivel de responsabilidad que corresponde a los ejecutivos directa o indirectamente involucrados en las malas decisiones tomadas durante los últimos años.
La Empresa Misicuni, que desde hace más de un año amenaza con iniciar acciones penales contra quienes acusa de haber estafado más de 26 millones de dólares, no ha dado ninguna señal efectiva en ese sentido. Y la parte acusada, el CHM, cuyos representantes se niegan a dar su versión de los hechos, afirma que es directamente con el presidente Evo Morales que asumirá su defensa, para lo que habría enviado una misiva en la que le informa sobre lo que desde su punto de vista son las verdaderas causas del descalabro actual. Muy convincente debe haber sido la carta, pues ninguna autoridad del Órgano Ejecutivo se ha manifestado al respecto y mucho menos ha mostrado algún interés en que el asunto se aclare públicamente.
En medio de tanta confusión, los últimos días no han sido suficientes ni siquiera para que la Contraloría General del Estado y la Empresa Misicuni armonicen sus respectivas versiones sobre la súbita aparición de los documentos en los que se basarían las acciones penales anunciadas. Y aunque ya se ha denunciado que todos los ejecutivos involucrados en las negociaciones que se plasmaron en el contrato tenían pleno conocimiento de la verdadera naturaleza de la sociedad constituida para adjudicarse el contrato, nada se hace para confirmar o negar tal extremo.
Para empeorar el panorama, los días, las semanas y los meses siguen transcurriendo sin que se reanude la construcción de la represa. Como lo ha constatado una inspección realizada el pasado viernes, la empresa china Camce Engineering Bolivian Bronch, que se adjudicó tres de los cuatro paquetes para la conclusión de las obras, no da ninguna muestra de su real capacidad operativa. Sus representantes se niegan a dar información al respecto con el argumento de que no cuentan con un traductor de chino, lo que impediría la comunicación con los responsables de la construcción. La empresa no tiene ni una oficina en nuestra ciudad, pero asegura que hasta el próximo 17 de noviembre presentará toda la maquinaria necesaria para reanudar los trabajos.
Mientras tanto, con una paciencia que al parecer no tiene límites, las instituciones cochabambinas no dan ninguna muestra de preocupación.
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