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miércoles, 5 de marzo de 2014

vuelve por enésima vez el tema "de la vivienda propia" y se lanzan cifras "trescientas mil faltan" y ni construyendo tres mil por semana, en cinco años podrían completar el déficil que resultará siendo aún mayor por el crecimiento vegetativo. El Dia plantea:

El titular del Viceministerio de Vivienda y Urbanismo ha admitido que el déficit habitacional del país alcanza a las trescientas mil viviendas. También ha señalado que para el 2025, si se pretende cerrar el déficit habitacional, deben construirse cincuenta y cinco mil viviendas cada año. En otras palabras, se ha desvelado que la satisfacción de una necesidad básica como es la vivienda viene a ser asignatura pendiente del Estado boliviano. Ello es más evidente si el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 11, reconoce el derecho de la persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluyendo la alimentación, vestido y vivienda.

La magnitud y complejidad del problema de la vivienda se pone de manifiesto por la pobreza que afecta a la mayor parte de las familias bolivianas, especialmente las que residen en el área rural y las zonas marginales de las ciudades. Según el estudio de hogares realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 41 ciudades latinoamericanas, en La Paz, sede de gobierno, el 71 por ciento de las familias no tiene dinero suficiente para acceder a la vivienda propia. Como una interesante paradoja, en el departamento más pujante del país, Santa Cruz, calificado como uno de los más prósperos, ese porcentaje de familias sin dinero para la vivienda sube a 72 por ciento.
 
Resulta alentador, por ello, que en la perspectiva gubernamental de cumplir con las metas de la Agenda Patriótica del 2025 se haya delineado el crédito bancario solidario para la vivienda social, mientras que por otro lado se trata de subvencionar la construcción de viviendas para las familias que realmente se encuentran sin posibilidades económicas para satisfacer esta imperiosa necesidad. Sin embargo, se sabe que hasta el momento el Plan de Vivienda Social del Gobierno ha estado construyendo un promedio anual de once mil seiscientos sesenta y siete viviendas, cifra claramente insuficiente si se pretende cubrir el déficit habitacional que se acumula cada año.
 
Los esfuerzos son insuficientes, sin duda, por lo que redoblar los mismos deviene en un imperativo ineludible si se quiere resolver, o paliar, el déficit habitacional. Para mayor preocupación, las últimas inundaciones que han afectado varias poblaciones y ciudades de Beni, Pando, Cochabamba y La Paz, perfilan mayores exigencias para dotar de viviendas a gran número de familias damnificadas, que lo han perdido todo. Las facilidades para acceder al crédito bancario para la vivienda en condiciones ventajosas se están poniendo a prueba en el sistema bancario. La inicial gran cantidad de solicitudes presentadas alienta esperanzas para que el acceso al crédito sea una realidad.
 
Llama la atención que en Santa Cruz y La Paz, ciudades donde se ha señalado grandes insuficiencias económicas para obtener vivienda propia, se haya verificado la mayor cantidad de construcciones por metro cuadrado. Si se mira bien, construir exige satisfacer la demanda de cemento, contar con mano de obra suficiente y contar con la capacidad de dotar de servicios básicos e infraestructura. La suma de estos factores tiene sus efectos en cadena en la construcción. Si el Gobierno muestra capacidad para resolver las deficiencias hasta ahora detectadas, el sueño de la vivienda propia puede convertirse en realidad para muchas familias bolivianas. Mientras, será solo ilusión.
Si el Gobierno muestra capacidad para resolver las deficiencias hasta ahora detectadas, el sueño de la vivienda propia puede convertirse en realidad para muchas familias bolivianas. Mientras, será solo ilusión.

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