La semana pasada se denunció que más de 2.000 rosetas de revisión de vehículos han desaparecido, por lo que la responsable de recaudaciones de la Policía local habría sido suspendida.
Se ha señalado, desde varios ámbitos y en forma insistente, que la revisión de vehículos que anualmente realiza la Policía a través de sus unidades de Tránsito es un mecanismo de exacción a la ciudadanía propietaria de un vehículo y no para resguardar la seguridad vial, porque la revisión como tal no pasa de un formalismo poco serio. Por ejemplo, las organizaciones sindicales del transporte público —que son los vehículos que mejor habría que revisar— gozan de la ventaja de tener a su disposición un día y un equipo de Tránsito a su servicio para la otorgación de la roseta.
De ahí que introducir más requisitos para obtener la roseta, como la necesidad de que el propietario sea fotografiado en su vehículo, lo único que hace es incrementar el costo de su obtención por “vías indirectas”. Y no se trata, como podría desprenderse de la suspensión de una funcionaria, de actitudes personales, sino de verdaderas estructuras de poder.
De ahí que, reconociendo que es necesario que se realicen estas revisiones de forma seria y responsable, es importante que se establezcan mecanismos expeditos para el efecto. Uno de ellos sería que el taller que un propietario de vehículo utiliza para su mantenimiento extienda un certificado de garantía junto a la respectiva roseta. Así, no sólo que se garantizaría el buen estado de un vehículo, sino que obligaría a que el sector que presta servicios de mecánica se formalice.
Pero, obviamente, eso significaría que la Policía no recaude por este servicio...
Del editor: Muchas veces lo hemos señalado. El tema de inspección vehicular es delicado y complejo, debería ser administrado por un ente especializado, esté o no dentro de la policía de Tránsito. En Suecia, para citar un ejemplo, son empresas privadas que tienen grandes o pequeños talleres por donde pasa un vehículos, dos veces por año, previo pago de una suma fija, general para todos, en este momento de 300 koronas (300 bolivianos), en una fecha y hora determinada. La inspección es casi totalmente electrónica, la fuerza del motor, las velocidades, los frenos, todo el sistema de tracción, y luego la parte mecánica, revisión manual por un ingeniero de todo el coche y sus partes susceptibles de corrosión y mal funcionamiento, todo sujeto a un test, que con las computadoras resulta muy efectivo. Si el vehículo está en condiciones, via libre, puede seguir funcionando, si tiene problemas, recibirá una nueva fecha para una nueva inspección superado que sea el defecto en un taller. De este modo, todos los vehículos, sin que escape uno solo, pasan por la inspección anual. Lo de la "roseta" ya lo hemos dicho, es una forma "de recaudación institucional engañosa, falsa y totalmente peligrosa para la vida y salud de los conductores, de los transeúntes, y una de las causas por la frecuencia cada vez mayor de accidentes en las carreteras.
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