La 42 Asamblea General de la OEA concluyó con un llamado a Bolivia y Chile para continuar negociando una solución para la mediterraneidad boliviana. El llamado fue formulado verbalmente uno a uno por los delegados asistentes a la asamblea, que insistieron en que el problema es bilateral.
El canciller chileno Alfredo Moreno, en palabras que recogerá la historia de los intentos bolivianos de abordar colectivamente una solución para su problema mediterráneo dijo que Chile había definido sus límites “hace muchos años” y remató: “Esa realidad no va a cambiar. No va a cambiar”.
El debate había sido abierto con el informe boliviano sobre el estado de su demanda ante Chile. El canciller David Choquehuanca propugnó la revisión del tratado de 1904. Luego, todos los países hicieron conocer sus posiciones. Uno a uno, todos recomendaron la persistencia del diálogo; una mayoría reiteró que el problema es bilateral. El respaldo más contundentes a la posición boliviana, pero sin endosar la propuesta del canciller Choquehuanca, provino de Venezuela.
Al concluir los breves pronunciamientos de cada país, el canciller chileno subrayó que las intervenciones “trasuntan el cariño y aprecio por nuestro país”. “Prácticamente todos han señalado que este problema es bilateral. No lo resuelve la ONU, la OEA, sino nosotros”. Y se dirigió a la asamblea mirando al canciller boliviano: Respecto a lo que señala David Choquehuanca… “es un poco liviano mencionar un asunto como el que Ud. menciona…”
El canciller boliviano retrucó admitiendo que “efectivamente es un problema que tenemos que resolver entre Bolivia y Chile” y recordó que el tema fue declarado “de interés permanente del hemisiferio” en la asamblea de 1979. Reiteró también que Bolivia quiere resolver el problema “de manera pacífica, de manera dialogada”.
La sesión llegó al final. El ambiente era distinto al festivo que, en toda Bolivia, recibió el final de la reunión de 1979 en La Paz. (El texto es de Harold Olmos, cuya gentileza agradecemos)
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