Imprescindible rol social del Municipio
Mauricio Aira
En la sociedad moderna el Municipio asume un papel intransferible por “lo social” antes que por los servicios públicos que le siguen en orden de importancia. En efecto por las especiales circunstancias que vive la humanidad, como resultado de la globalización y el nuevo orden se ha convenido en confiarle al municipio lo más preciado de una comunidad o sea sus recursos humanos inmensamente superiores a los otros bienes que resultan de su hábitat. Ningún otro ente de la sociedad moderna que el Municipio puede mejorar las condiciones de vida del ciudadano, es el instrumento para superar la pobreza y la precariedad, efectivizar la descentralización y concentrar sus recursos creando puestos de trabajo y perfeccionando las tareas de educación, salud y vivienda que ha venido asumiendo los últimos decenios.
De cara a la elección de los líderes de la comunidad se tiene que lograr su compromiso de trabajar por “lo social” programa amplio, complejo, costoso a la par que simple en su enunciación. El Municipio tiene que priorizar al hombre, a la familia en que se incluyen niños y ancianos. Por ello con cuánta sana envidia vemos el funcionamiento de las alcaldías de Suecia que han asumido el encargo de velar por el ciudadano desde su nacimiento hasta su muerte pasando por su formación, su profesionalización, su crecimiento en un ambiente de seguridad jurídica y mínimas garantías de obtener un trato digno, personalizado, cual si tal o cual ciudadano fuesen los únicos privilegiados.
Es posible que exponer el cómo funciona todo ello ilustre tanto a los políticos que están buscando el apoyo de los ciudadanos para ser elegidos en la tarea comunal, cuanto al ciudadano en el conocimiento de sus derechos hoy y los que irá adquiriendo. A diferencia de los partidos llamados burgueses, la socialdemocracia ha ejecutado la división geográfica administrativa de una geografía histórica en varias comunas relativamente pequeñas que cuentan con la parte del impuesto que les corresponde según los recursos que se generan en su jurisdicción. Tiene mucho que ver la cuantía de los impuestos personales que se recaudan de un mínimo del 30% de los ingresos hasta un 50% y más, mediante un sistema riguroso de control impositivo que funciona como un reloj suizo.
El servicio social asume un rol, en la mayoría de los casos invisible al público, de dotar al ciudadano que se ha inscrito en el área comunal de: vivienda adecuada al tamaño de su familia y que goce el mínimo confort , garantiza para todos sus habitantes, vale decir dotación de calefacción, agua potable, desagües, accesos al transporte público, luz y electricidad. Casi el 100 por ciento de las viviendas están equipados con heladera, cocina, hornos eléctricos indispensables para la conservación de alimentos, su elaboración, el lavado de ropa, la comunicación, conexiones de teléfono, radio, tv e internet. Nada de ello es gratuito, eso sí, el Municipio cuida porque los precios no sean especulativos y estén en consonancia con un ingreso medio normal.
Si se trata de vecinos recientemente llegados, la comuna le facilita el aprendizaje del idioma y niveles de escolaridad acordes a sus necesidades y capacidades. O sea todo ciudadano tiene posibilidad de acceder por igual a los centros de enseñanza y preparación. Todo ello dentro de un marco de reales posibilidades y partiendo del principio general de “todo ser humano está llamado a cumplir una tarea determinada, ofreciendo su disposición de asumir una ocupación digna”. Los técnicos del municipio pedagogos sociólogos, instructores, trabajadores sociales realizan una permanente evaluación especialmente en el primer tiempo de adaptación a la nueva sociedad y si se trata de personas con carencias síquicas o físicas, la asistencia será más prolongada hasta que el individuo encuentre su nicho laboral.
Se podría afirmar que todo el aparato municipal gira en torno a la persona, a su vivienda, su salud, su educación y asistencia de modo que pueda valerse por sí mismo y convertirse en un ciudadano normal que trabaja, paga sus impuestos y cumple sus obligaciones entre las que se incluye la responsabilidad democrática de elegir y ser elegido, sin olvidar las áreas recreativas y culturales en las que se trabaja intensamente. El retorno de los altos impuestos que se descuentan por planilla mes tras mes, llega en servicios y beneficios colectivos administrados con envidiable honestidad bajo el control directo de consejeros que se elijen cada cuatro años.
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