Marcelino Murillo trajo a Europa los primeros diablos de Oruro
Hace casi 30 años, numerosa delegación de la popular Fraternidad Artística y Cultural La Diablada de Oruro, Bolivia, visitó la señorial Europa participando en el Séptimo Festival de la Máscara, organizado por la Casa de Cultura de la ciudad de Rennes, Francia.
Exactamente un 19 de mayo de 1980 decolaba del aeropuerto de La Paz un Boeing 747 de Air France, transportando a 70 danzarines de ambos sexos y 20 músicos de la Banda “10 de Febrero”, todos conducidos por ese consumado folklorista y hombre de empresas señor Marcelino Murillo Román, perfectamente uniformados y luego de haber seguido un cursillo de preparación sobre historia, geografía, folklore, urbanidad y cultura general.
Durante 45 días recorrieron 21 ciudades de 7 países del viejo continente, portando el mensaje de confraternidad del multifacético folklore orureño, como ninguna institución de su género, no sólo de esa fecha, sino hasta nuestros días, en que el Carnaval de Oruro alcanzó ya el privilegiado rango de Patrimonio Intangible de la Humanidad.
El Presidente de la entidad diablesca exhibió abundante documentación de este impresionable periplo, consistente en programas, afiches, plegables, noticias y comentarios en varios idiomas, además de cientos de fotografías testimoniales de todas las actuaciones en Europa. Hoy, dudamos que pueda reproducirse otra vez esto que podría llamarse hazaña, de no mediar un espíritu de extensión cultural y amor al terruño, como lo hizo entonces la gente de Marcelino Murillo.
Exactamente un 19 de mayo de 1980 decolaba del aeropuerto de La Paz un Boeing 747 de Air France, transportando a 70 danzarines de ambos sexos y 20 músicos de la Banda “10 de Febrero”, todos conducidos por ese consumado folklorista y hombre de empresas señor Marcelino Murillo Román, perfectamente uniformados y luego de haber seguido un cursillo de preparación sobre historia, geografía, folklore, urbanidad y cultura general.
Durante 45 días recorrieron 21 ciudades de 7 países del viejo continente, portando el mensaje de confraternidad del multifacético folklore orureño, como ninguna institución de su género, no sólo de esa fecha, sino hasta nuestros días, en que el Carnaval de Oruro alcanzó ya el privilegiado rango de Patrimonio Intangible de la Humanidad.
El Presidente de la entidad diablesca exhibió abundante documentación de este impresionable periplo, consistente en programas, afiches, plegables, noticias y comentarios en varios idiomas, además de cientos de fotografías testimoniales de todas las actuaciones en Europa. Hoy, dudamos que pueda reproducirse otra vez esto que podría llamarse hazaña, de no mediar un espíritu de extensión cultural y amor al terruño, como lo hizo entonces la gente de Marcelino Murillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario