El caso de la menor cordobesa de 17 años que entró en coma alcohólico, después de consumir 18 tragos de tequila (en una competencia que premiaba al que tomara más, en un boliche de Colonia Caroya, provincia de Córdoba), reinstaló un tema que los especialistas consideran un flagelo en crecimiento en la Argentina y que afecta más a quienes transitan la adolescencia, sobre todo a las chicas.
Así lo observan numerosos especialistas, para los que "se trata de un problema más común de lo que se cree, que afecta sobre todo a los adolescentes que son más vulnerables, y que puede dejar serias secuelas en el sistema nervioso".
Por su parte, el secretario de Prevención de la Drogadicción cordobés, Sebastián García Díaz, presentó una denuncia penal contra el propietario del boliche donde ocurrió tan lamentable suceso, y la Justicia dispuso la clausura transitoria del local.
A tal punto preocupa a los especialistas este tema que desde la Asociación de Psiquiatras Argentinos se proyecta hacer un estudio para determinar cuántos jóvenes por año caen en coma alcohólico y qué secuelas presentan.
Las causas que llevan a la juventud a consumir alcohol son múltiples y variadas. Para algunos, significa el falso atractivo de entrar en el mundo de los adultos y romper con las pautas que marcan el universo de la niñez. Para muchos más, en cambio, no hay verdadera diversión sin alcohol de por medio, y ello porque el alcohol, aun consumido en pequeñas cantidades, estimula la corteza cerebral y vuelve a las personas más desenfadadas y ocurrentes. El problema es que tras esos primeros efectos de euforia aparece una pérdida de autocontrol y las personas asumen conductas que sin el catalizador etílico no serían capaces de adoptar. Las cifras del consumo juvenil comienzan a ser preocupantes por su progresivo asentamiento y, sobre todo, por las pocas barreras capaces de contrarrestar su incidencia.
A todo ello debe agregarse que la Federación de la Industria Licorista Argentina (FILA) denunció la preocupación del sector respecto de la venta de alcohol ilegal en los grandes centros urbanos de todo el país. Al respecto, su presidente, Guillermo Padilla, señaló que cuando se habla de ilegal se apunta a los alcoholes "negros" y, por lo tanto, altamente peligrosos para su consumo. Son los que venden en bidones (por ejemplo, en los boliches), y con los que, la mayoría de las veces, se preparan las tristemente célebres "jarras locas" y otras variantes que incentivan el consumo merced a sus precios muy bajos.
El empresario afirmó que en los últimos años la producción y la comercialización del alcohol ilegal se han incrementado y ya afectan aproximadamente a entre un 25 y un 30 por ciento del mercado legal de bebidas espirituosas y licores. Padilla indicó que, actualmente, circulan en gran cantidad "envases que no respetan lo establecido por el Código Alimentario Argentino en cuanto al cumplimiento de las normas referidas a los envases utilizados y sus contenidos".
A las medidas que se están implementando para controlar y disminuir el consumo de alcohol entre los jóvenes, como por ejemplo, la prohibición de expender alcohol a los menores de edad, los tests de alcoholemia, el horario de cierre de los boliches y para la venta de alcohol dentro de éstos, deberá sumársele aquella que controle la calidad y legalidad del alcohol que se pone a disposición del público consumidor. No sólo porque produce importantes perjuicios a los Estados nacional y provincial por la enorme evasión que significa -la carga tributaria del sector excede el 50 por ciento-, sino porque pone en riesgo la salud de los consumidores. (De La Nación de Baires)
No hay comentarios:
Publicar un comentario