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martes, 27 de enero de 2009

Pacto o desacato
Editor: Centa Reck plantea o pacto social o desacato porque razones le asisten. hay oídos sordos

Terminado el referéndum por constitución quedan los efectos de la resaca referendaria. Una resaca que el Gobierno, jefes de partidos y algunos observadores internacionales, que han actuado como cómplices de este proceso intentan hacernos pasar con Alkaseltzer o con Alikal.
Los efectos de la resaca nos han dejado un fuerte malestar, sobre todo frente a declaraciones lamentables como aquella que hiciera el observador internacional del Parlamento del Mercosur, quien se expresó respecto a la masiva denuncia de la calidad de la llamada tinta indeleble, que más que tinta era en realidad un agua con colorante azul: "Sobre la tinta indeleble que tanto se ha debatido vamos a sugerir que no existe la necesidad de la misma, porque el momento que se firma ya no es posible volver a votar", declaró el citado observador Florisvaldo Rosinha, presidente del Parlamento del Mercosur, quien con esta expresión mostró que le importa un comino la transparencia del proceso boliviano y que sólo ha venido de paseo y a hablar estupideces, pretendiendo hacerse el desentendido de cómo funciona el mecanismo del fraude.
Para que el señor Rosinha se entere, le explicamos que el ciudadano que va a cometer fraude, se limpia el dedo y por supuesto que vuelve a votar pero con otra identidad, con otra firma y en otra mesa electoral y se respalda con un carnet trucho de esos que entregó el MAS a patadas y que fueron mostrados a la prensa en muchas oportunidades, después de haber sido encontrados infraganti.
Pero ya sabíamos que el Gobierno haría fraude y ese es el motivo por el que luchó por conservar el padrón electoral comprobadamente cuestionado, por el que el presidente de la Corte Nacional Electoral, José Luis Exeni, hizo el show de llevar como hostia al sagrario el padrón fraudulento que dejó depositado en la bóveda del Banco Central. Un truco común y muy usado por quienes hacen cuestión de parecer muy honestos esmerándose en lucir cuello blanco y sus mejores predas.
La farra referendaria ha dejado a todos descontentos, los opositores porque ganaron territorialmente pero saben que el gobierno se agarrará con uñas y dientes del porcentaje de votación obtenida. Los del Gobierno porque sus votos no alcanzaron los dos tercios y porque además con un padrón electoral sucio y maloliente y con un refresco azul en lugar de tinta, el fraude ha quedado probado y ellos saben que con un estimado de 20 por ciento de fraude, que es una cifra modesta, el empate en la votación está cantado, con lo que Bolivia ha quedado en el presente referéndum empatada en votación y con ventaja territorial del NO del Oriente y Media Luna sobre el altiplano.
Con esto, se puede prever que si Evo Morales y su partido no toman el camino de aceptar un pacto social, enfrentarán al país a la pesadilla de que tengan que seguir gobernando por la mala y haciendo peripecias para mantener el padrón electoral en negro de cara a la próxima elección presidencial.
El panorama es desalentador para el MAS que ha obtenido una victoria a medias, una victoria pírrica, puesto que los resultados de la votación tienen muchas lecturas transversales y es muy discutible que este se pueda tomar como un resultado que permita aplicar la nueva Constitución a secas.
Podemos afirmar que los pueblos de la Media Luna volvieron a reconfirmar con su voto que rechazan la visión estatista, centralista y totalitaria de la constitución del MAS. Estos pueblos volvieron a darle un mandato a sus dirigentes para que estos tengan la chance de luchar pese a las adversidades, a las tretas y acciones de fuerza con las que el partido de gobierno se aferra con uñas y dientes a su visión país.
Contrariamente al gran despliegue que han hecho los observadores amigos del gobierno para decir que todo está bien en Bolivia, podemos decir que nuestro país sigue dividido y ahora frente a la opción de plantearse un pacto social confederado como le planteó el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz o de estimular un proceso de desacato como le planteó la prefecta Sabina Cuellar, indignada por el fraude que comprobó en su departamento.
El pueblo ha emitido su voto, y ahora la decisión está en manos de la dirigencia política, que tiene que encontrar los mecanismos para subsanar la reiterada división que sigue marcando el mapa político de Bolivia.
No se puede seguir jugando a la democracia con reglas fraguadas e incorrectas. No se pueden seguir aceptando todas las infracciones por buenas, tolerables o pasables. Para concluir no puedo dejar de contarles lo que en un raptus de sinceridad me dijo una dirigente Masista, que antes fue adenista, ucesista, etc y que me confirmó días antes del plebiscito que el MAS ganaría, y cuando yo le pregunté en que estribaba su seguridad, me explicó con cínica naturalidad que estaban seguros de ganar porque harían fraude.

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