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miércoles, 16 de mayo de 2007

Los presidentes de Bolivia y Francia

Al asumir el conservador Nicolas Sarkozy la presidencia de Francia prometió gobernar para “unir a todos los franceses” y romper con el pasado para crear una democracia irreprochable.

Al asumir en enero del 2006 el etnócrata Evo Morales la presidencia de Bolivia no prometió la unidad, más por el contrario por los resultados que estamos viendo “gobernar para dividir, para enfrentar a unos bolivianos contra otros”, según un medular analista internacional.

El conservador reflexionó “en la necesidad de creer en un futuro mejor” cuando juró al cargo por cinco años reafirmando “la exigencia de orden, la lucha contra el inmovilismo y la necesidad de resultados, para resolver los problemas nuevos”.

El boliviano lanzó desde el primer momento una campaña de odio y resentimiento que está agotando las reservas morales del pueblo boliviano porque está dando como resultado la desunión de regiones, de sectores, de una clase social contra las otras.

“Quiero dejar clara mi convicción de que cuando se sirve a Francia no hay bandos, sino la buena voluntad de todos aquellos que aman a su país y las competencias y las ideas de los que obran movidos por la pasión del interés general”, aseguró Sarkozy mientras Morales afirma en la última de sus acciones por la confrontación y refiriéndose al Tribunal Supremo “lo que hicieron es tomar decisiones políticas no jurídicas, se vengan del Gobierno Nacional, sin respetar la CPE...están perjudicando la lucha contra la corrupción y el juicio de responsabilidades...no podemos entender que el TC defienda a narcotraficantes, corruptos y criminales” añadiendo que “siento que algunas entidades están por demás porque no apoyan a la justicia y velan intereses de partidos por cuyos representantes fueron elegidos” O sea lo que nos dice es más de lo mismo. Dividir. Calumniar. Denigrar. Cuán a propósito vienen los juicios que emitiera Alfonso Gumucio en un incisivo y puntual escrito refiriéndose a “la boca del Presidente”.

“El presidente boliviano no ha aprendido a medir sus palabras. Su incontinencia verbal lo lleva a cometer deslices, a anunciar cosas que no suceden, o a adelantarse a los hechos, aparece como alguien que habla más de la cuenta”. Se queja de los medios, pero lo cierto es que da sobradas razones para ser cuestionado. Gumucio nos recuerda que ya se refirió a Evo Morales llamándole “Emperador Bocaza...boca de escopeta ...boquita de cereza” lo hizo en la esperanza de “que sus allegados le hagan entender que en boca cerrada no entran moscas, pero el presidente persiste en su estrategia de ganar titulares con declaraciones desafortunadas, innecesarias y contraproducentes”. En otro momento el autor nos deja saber que el importante proceso de cambios que se vive en Bolivia, necesita un mejor relacionador público.

En esta misma tesitura los empresarios han reiterado que “el país no necesita enfrentamientos sino aportes para el desarrollo. Si la democracia le permitió llegar al poder al MAS, el T.C. tiene obligación de pronunciarse contra los interinatos puesto que la institucionalidad debe estar por encima de las maneras empíricas e irregulares de nombrar a funcionarios en puestos de gran responsabilidad cuando su designación debe pasar justamente por el método que prescribe la CPE. Los ciudadanos que se elija para estos puestos en la Corte Suprema, la Aduana, la Migración, etc. Deber ser profesionales capaces, honestos y con perfil académico idóneo para fortalecer, no para debilitar la democracia.

Terminó su discurso inaugural el francés invocando la “unidad de todos frente al desorden y la violencia, pues hemos cedido demasiado” y por el fortalecimiento de la Unión Europea y las seguridades de una coexistencia pacífica y ecológica.

Así marcha el mundo, mientras los bolivianos continuamos más divididos que nunca y lejos de contar con un “pater familie” como Presidente, por ello no extrañe que desde Aparecida el Cardenal Terrazas hubiese dicho que el revanchismo está incitando a la confrontación y que ya se habla de resistencia armada, que el mandato de Evo que “causó gozo y esperanza” no ha conseguido disminuir la pobreza ni librarle de los signos de corrupción y división. Para mayor abundamiento el Cardenal añadió “la pura retórica no mejora la calidad de vida y por eso no cesa la emigración masiva en busca de mejores días”. Destacó el prelado que estuvo reunido con Benedicto XVI el pasado fin de semana, los profundos cambios que en este momento vive Bolivia, terminando el dominio del liberalismo económico que nunca ofreció resultados palpables. La Asamblea Constituyente, la Ley de Tierras y la ley contra la corrupción y la impunidad son medidas que “tienden a beneficiar al país”.

Los bolivianos de dentro y de fuera quisiéramos ver hechos en favor de la unión, en contra de la división, por la fraternidad y la comprensión, por el respeto irrestricto de la Ley y la convivencia sin exclusiones.

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