Si en su desesperado afán por alcanzar los dos tercios el MAS no sigue presionando al Tribunal Supremo Electoral (TSE), ni haciendo matufias, las cifras de la votación en Santa Cruz no le darán la mayoría absoluta (50%) y el desenfrenado bailoteo del Cambódromo habrá sido un exagerado derroche del Gobierno. Porque una cosa es ganar con 40 puntos de diferencia – como anunciaban las encuestas de Mori antes de los comicios – y otra con menos del 10, como hasta ahora informa el TSE.
El oriente no está totalmente pintado de azul como quiere hacer creer S.E. El MAS ha perdido en el Beni y sus triunfos en Santa Cruz y Pando no han superado los 10 puntos. Lo que sucede es que Mori (IPSOS también), nos aterrorizaron en las semanas previas a la justa electoral. A fines de agosto, Mori le daba al MAS el 56% y a UD el 17. El 15 de septiembre le atribuía al MAS el 54% contra un pobre 14% de UD. Y una semana antes de las elecciones Mori casi nos deja encerrados en nuestras casas sin ganas de ir a votar. Le daba al MAS el 59% contra el 18 a UD. Por si fuera poco, Mori anunciaba el triunfo de S.E. en los nueve departamentos del país.
Sin embargo, pese a tener una mano amarrada por el empecinamiento de Tuto, hubo patadas y puñetes de ida y vuelta. Con las dos manos libres otro hubiera sido el cantar en Santa Cruz, como en Tarija y Chuquisaca. También fue lamentable que la oposición no hubiera tenido capacidad de contratar una encuestadora imparcial para tener datos ciertos y hacerlos conocer al país. A falta de otra cosa la gente se conformó con lo que dijeron Mori e Ipsos y el perjuicio pudo ser irreversible.
No nos han corrido a huasca a los cruceños como nos hacían creer. Tampoco a los pandinos. Y mucho menos al Beni que se enfrentó al oficialismo con un coraje envidiable. Samuel Doria Medina, perdedor es cierto, hizo una campaña de mucho sacrificio y cosechó para después. Ernesto Suárez se perfiló como un líder nacional pese a que representa a un departamento que ni cuando se inunda y se devasta le mueve un pelo al centralismo. Y ni qué decir del auténtico arquitecto de este pugilato en desventaja, Rubén Costas, a quien querían verlo noqueado.
Ahora, cuando el MAS merodea con rapacidad en busca de tumbar parlamentarios en su favor para disfrutar de los dos tercios en la Asamblea, hay que hacer valer cada uno de los votos obtenidos por la oposición. La vigilancia debe ser estricta, policiaca, para que los que sabemos no metan sus garras en las urnas.
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