Conchita Wurst ha devuelto el triunfo en el festival de Eurovisión a Austria 48 años después de su última victoria. Las previsiones ya apuntaban a que sería la reina de la noche y, con una impecable actuación, la artista desplegó sus alas como el ave Fénix de su canción para conquistar a los más de 170 millones de espectadores que vieron la gala.
Se llama Thomas Neuwirth, pero desde el año 2011 se sube a los escenarios vestido de mujer y con una frondosa barba. Ya antes de presentarse ante el mundo el pasado sábado, se había convertido en el fenómeno mediático de su país, Austria.
Conchita Wurst (traducido, Conchita salchicha) fue elegida de forma interna por la ORF, la televisión pública del país, para representar a Austria en el famoso certamen musical europeo. Wurst consiguió así un sueño que llevaba persiguiendo desde hace mucho tiempo y que al fin ha alcanzado en plena borrachera de éxito.
Y es que, al principio, Conchita Wurst era en realidad Thomas Neuwirth, un veinteañero talentoso que decidió participar en 2006 en la tercera edición del programa musical «Starmania», donde quedó en segunda posición tras Nadine Beiler (la representante austriaca en 2011 en Eurovisión).
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